La trasformación de la escuela
Las nuevas generaciones son
notoriamente diferentes, tienen curiosidad por la realidad, buscan actuar y ser
protagonistas de sus vidas y de la sociedad, por lo tanto una escuela magistral
y anticuada será para esta generación una fuente de frustración constante. Las
escuelas y universidades están llamadas a evolucionar y con ello transformar la
realidad y la sociedad con pedagogía aplicada a problemas reales.
Actualmente asistimos a
una realidad que requiere cambios, y por ende que veamos todo de una manera
diferente a la que estamos acostumbrados. Esto se puede aplicar a muchas áreas
como: el medio ambiente, la política, la espiritualidad, la economía, la
educación, y casi todo. Hablemos de una de ellas, la educación. A riesgo de que
parezca un discurso prediseñado, si es acertado decir que la escuela se debe
repensar, ya que vivimos en una época en la que el papel del docente debe
evolucionar, pues si antes era este la fuente del conocimiento e información,
hoy ya no lo es más, y su papel deber sufrir una reingeniería.
En la era del conocimiento,
como la llaman los grandes pedagogos y economistas, la información está al
alcance de cualquiera a través de la tecnología de la información y la
comunicación (buscadores, redes sociales, bibliotecas virtuales, plataformas,
páginas web, blogs, entre otros), por lo que el docente debe reinventarse siendo
fuente de inspiración, quien aliente a investigar, a preguntarse, a cuestionar,
a construir más conocimiento, es decir, debe hacer uso de una pedagogía
aplicada que busque explorar el mundo y las ideas, e incluso que el alumno
transforme su realidad.
Este proceso evolutivo
del papel del docente requiere incluso de una transformación similar en la
sociedad y en la familia, al dejar de ver la escuela como el espacio en el que se
adquiere información, y pasar a verla como el factor que impulsa al alumno a
transformar su pensamiento, su espíritu, su perspectiva y su realidad. Es así
que ya podemos ver en el mundo escuelas y colegios que se dedican a inspirar,
que han dejado de ver como prioridad a las materias, los horarios, las notas y
las clases magistrales, y se centran la curiosidad científica, en la
exploración de la realidad, las artes, el deporte, y las ciencias sociales,
donde el protagonista es el niño, adolescente o joven, la escuela deja de ser
un lugar aislado pasando a ser parte de la dinámica social, llevando la
realidad al aula y el aula a la sociedad. Ya en el mundo hay escuelas que se
han dedicado a transformar a su comunidad con pedagogías como el “Aprendizaje
basado en problemas”, “Aprendizaje basado en proyectos”, “La gamificación”,
entre muchos más. Incluso encontramos universidades que basan todo su proceso
de enseñanza con la práctica real en empresas, con las cuales hacen convenios
que implican la aplicación real de soluciones por parte de los estudiantes e
incluso la opción de pagar por su trabajo, o la oportunidad de ser contratados
por la empresa.
Los adultos estamos
llamados a facilitar esta transición en la educación, abandonar el miedo a perder
el poder, adaptar la teoría y aplicarla a situaciones reales con soluciones
convenientes para la sociedad, dejar de ver las redes sociales, y en general a
la tecnología de la información y la comunicación, como un obstáculo para el
aprendizaje, volviéndolas aliadas para mejorar dicho aprendizaje. Las nuevas
generaciones han evolucionado, y la escuela debe hacer lo mismo.
Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo de Habitus