¡Pasión por la vida!, al transformar emociones que inspiren innovación humana.

sábado, 4 de diciembre de 2021

Nuestro romance con el placer

 

Nuestro romance con el placer

El escritor español Eduardo Punset, dijo: “La felicidad está en la sala de espera de la felicidad”, y lo explicaba afirmando que nunca deseamos tanto algo como cuando estamos a punto de obtenerlo.

Una de las características de nosotros los seres humanos, al menos de la gran mayoría, es nuestra búsqueda incesante de placer. Podemos estar obsesionados con conseguir algo; ya sea una cosa, vivir una experiencia, lograr un triunfo o tener una relación, pero tarde o temprano estaremos ansiosos por perseguir otra obsesión. Tenemos una relación obsesiva con la novedad, lo nuevo nos seduce irremediablemente, y evidentemente nos da mucho placer; lastimosamente de manera temporal.

 

Esto sucede gracias a nuestro ego, lo que finalmente no es malo, ya que hace parte de nuestra esencia, y por ello no podemos negarlo. Lo complejo aquí es que nos identifiquemos con él, resultar convencidos de que es todo lo que nos compone, porque no es así. Somos mucho más que nuestro ego, solo que la mayoría de las personas terminan creyendo que son solo ego, y que por ende deben estar a su servicio, lo que hace que sus vidas se tornen en horribles cárceles en las que la insatisfacción de su ego los lleva a tener que buscar constantemente fuentes de placer en lo novedoso.

 

El ego solo es una parte de nosotros, cuya naturaleza es buscar placer, y su satisfacción siempre será temporal, pero necesariamente no tiene porqué jugar en nuestra contra. Podemos primero aceptar su naturaleza, y comprender que su insatisfacción estará siempre presente pero no tiene por ello que ser dramática. Y, segundo, podemos buscar en nuestro interior algo más trascendental para identificarnos; como nuestra consciencia, nuestro yo real, nuestra conexión con el universo, que nos permita saber que, a pesar de tener características como el egoísmo, podemos lidiar con ellas sin necesidad de ser esclavos de placeres pasajeros, es decir, que podemos buscar satisfacer muchas de nuestras necesidades más básicas por fuera, pero estar sosegados por dentro, totalmente satisfechos con lo que sucede en el aquí y el ahora, disfrutar el presente sin importar el resultado.  

 

Iván Rendón Giraldo, Psicólogo de Habitus.