¡Pasión por la vida!, al transformar emociones que inspiren innovación humana.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

De vinos y más


De vinos y más


Vamos a no hacernos preguntas
Esta noche, sólo a conversar un rato
Me contarás de tu vida y yo de la mía
Sin preguntas que cuestionen

Y en el baile vamos a ser lo espontáneo
Sin estrategia ni nada, sin ir
Más allá de lo que el otro permita
Con las ilusiones que cada uno quiera
Con la prisa que cada uno quiera

El placer por el placer de conocernos
Por el desestres de tu mano en la mía

Mientras esta pieza, quizá la otra
Y me contarás, quizá de tus anhelos
Y te contaré, quizá mis miedos

Y si de pronto un beso va y otro viene
Recuerda que esta noche y no la otra, ni
La otra
Solo esta noche, tomarnos el vino

Sentir la compañía del otro, de no estar solos
Como cuando vas en bicicleta
Cada pedalazo, trae su afán

Y de pronto una mirada va y viene
Y si de pronto mañana, sin preguntas
Solo compañía, sin tácticas de guerra
Sin pretensiones más allá, solo esta noche
Sin esperar nada del otro, sin exigir nada a Cambio
Quizá esta canción, quizá la otra.
J.B

sábado, 17 de noviembre de 2018

Creer en la Felicidad


Creer en la Felicidad


Siempre he creído que la Navidad tiene una característica para todos: que es una época de felicidad. Lo curioso de esta época, y de todo lo que representa, es que si uno analiza bien, es una época en la que las condiciones son prácticamente iguales a las de cualquier otra época del año, pero en ésta sacamos a relucir lo mejor de nosotros como seres humanos.


En efecto, en diciembre las condiciones son iguales a las de otros meses del año. Algunos podrían decir que no, y enfocarse en el dinero, argumentando que hay más dinero en diciembre que en el resto del año, pero para la gran mayoría, como empleados, el mes de junio también representa más ingresos por el pago de la prima de mitad de año. Y si analizamos otros factores, diciembre es definitivamente un mes más del año en el cual los recursos son los mismos, entonces, ¿qué es lo que sucede en este mes?, ¿qué pasa con la magia que surge y que hace que todo sea tan hermoso y colorido?


Personalmente considero que todo es cuestión de creer, creer en lo bueno, en el amor, en lo positivo, y menos en el destino, en la economía, en la guerra y en la violencia. Seguramente muchos no estarán de acuerdo con esta posición, pero a ellos y a todos nos debería rondar la misma pregunta: ¿Necesitamos esperar a diciembre para reunirnos con nuestros familiares? ¿Sólo en diciembre podemos perdonar y hablar con ese vecino al cual no saludamos en todo el año? ¿Sólo una vez al año podemos abusar de la palabra amor y del sentimiento genera? ¿Diciembre es la única época en la que podemos sentirnos abundantes y agradecidos?


Estoy convencido de la habilidad que tiene el ser humano para generar el ambiente que quiere y necesita, y esta habilidad debería ser utilizada con más consciencia y con más frecuencia para generar alegría, amor y abundancia, y no solo en Navidad.


Todo el año debería ser Navidad, deberíamos dejar de creer que este mundo es un lugar para sufrir y convencernos que es un lugar para celebrar agradeciendo cada día por todo lo que tenemos, incluso por el simple hecho de respirar y tener oxigeno suficiente para hacerlo.

Iván Rendón Giraldo. 
Psicólogo

De uniformes y armas


 De uniformes y armas


                        



Otra vez emprendo el viaje de vuelta,
 voy por la carretera
tan solitaria y Calurosa.

De cactus y tierra,
suenan las piedras bajo las llantas del auto.

El cielo perpetuo.

-Nadie habita estas orillas-
-Antes camino de  guerrilla –
hoy de mi regreso.

Nadie sabe que ya no es como antes
que ya no quisiera partir,
que el cuerpo empieza a extrañar,
que quisiera manzanas repetidas
todos los días de mi barrio,
regresar a casa a las 6 p.m.,
cuando las luces se toman la ciudad,
ver tele los domingos,
organizar la rutina de los sábados.

Tener tú y yo planes juntos
sin tener que posponerlos una eternidad.

Este desierto hace juego con mi soledad,
Volver cuando uno quiera.

Amanecerá como siempre en otro lugar.
 J. B. 

sábado, 20 de octubre de 2018

Me conformo


Me conformo



Amiga, me conformo con tocarte una mano o un cabello que se te cae, delgado, fino nailon marrón;

pero si no puedo tocarte, me conformo con escuchar tu voz detrás de un teléfono con cuerda o inalámbrico, eso no importa, lo importante es escucharte.

Me quedo entonces mirando tu espalda que se aleja, que brilla en tus hombros como una mariposa multicolor.

No es que prefiera escucharte  en vez de tocarte, prefiero tocarte, pero si no se puede, me conformo con oír tu voz, como si fueras un amor platónico de radio.

Pero si no puedo escucharte  ni siquiera para oír un adiós, entonces me conformo con apreciarte,

como si fueras arcoíris.

Tu mano contempla tus cabellos pesados,

tu mano blanca y delicada que se opone con rotunda irrealidad a mi mano brusca y pesada,

tu mano que se mueve en el aire como un ala o un abanico o una hoja o una palabra.

Tu mano, de la que salen tus dedos y tus uñas finamente pulidas que quiero que me arañen,

que me corten como un diamante corta un vidrio.

Pero si no puedo mirarte mientras estas por ahí,

entonces me conformo con soñarte.

Podré tocarte y oírte, tu mano sobre mi hombro, tus uñas rasgando mi espalda, tus labios irreales, tu lengua tan de verdad, tan húmeda como esta ciudad.

Y despierto y no estás tú, que sonríes, que hueles.
J B


lunes, 15 de octubre de 2018

Un Estado irónico


Un Estado irónico



La inteligencia humana es la capacidad de adaptarse y aplicar la información que tiene para resolver situaciones nuevas, esto implica entonces que nos adaptemos a situaciones sociales no muy lógicas pero con las que podemos convivir. En cualquier caso algunos consideramos que la ironía en la que se mueve la sociedad actual no debería ser algo a lo que nos acostumbremos, pues la misma inteligencia que nos ayuda a adaptarnos debería llevarnos a cuestionar lógicas ilógicas que algunos tratan de imponer por el sólo hecho de que convienen a sus intereses; casi siempre económicos.

Es frecuente ver comerciales en la televisión que sorprenden por ser irracionales, tal como aquellos que nos dicen que, aun sabiendo que comer de más o comer mal nos hará daño, no nos debemos preocupar, pues para eso ellos nos pueden vender productos que nos ayuden a sobrellevar dicho malestar, es decir, lo importante no es el bienestar y la salud, lo importante es que ellos tienen un paliativo para que nosotros sobrellevemos nuestra vida, no importa que con el tiempo podamos morir por los excesos. Lo irónico es que los Estados han asumido esas formas de pensar y llevan a sus pueblos a su propia decadencia con decisiones estultas.  

Por hablar de cualquier tema en este sentido, podemos analizar la situación de una mujer en Colombia que haya sido violada y que resultado de ello esté embarazada. Aunque la ley dice que ella puede hacer una interrupción voluntaria de su embarazo (IVE) a través de un fallo de la Corte Constitucional de 2006, algunas clínicas o profesionales de la salud se niegan a hacerlo argumentando cuestiones morales personales. Dicho fallo dice que además de la anterior causal, una mujer también puede acceder al IVE cuando su vida o su estabilidad emocional estén en peligro, y cuando las condiciones del feto evidencien que no son compatibles con la vida, pero sigue la ironía, pues cuando una mujer argumenta una de estas causales, el Sistema de Salud de este país trunca todas  las posibilidades para obtener las pruebas, llenando a la persona de trámites y plazos irracionales si tenemos en cuenta que se trata de un tema con caducidad, pero peor aún, además de todos los obstáculos que deben superar estas mujeres, ahora una magistrada de la Corte Constitucional; Cristina Pardo Schlesinger, argumenta que después de las 24 semanas no le será posible a una mujer acceder a la IVE, plazo que sería muy lógico si la magistrada, primero se encargara de que todo el sistema de salud funcionara como debe. Es decir, una mujer que tenga una causal válida para interrumpir su embarazo, es posible que termine dando a luz al bebé o muerta por condiciones de su estado de gravidez, a no ser que acuda a una clínica clandestina para hacerlo. Sigue la ironía.

Podríamos seguir enunciando ironías de entidades del gobierno, tales como que los estudiantes y profesores universitarios tengan que protestar para que se les asigne más presupuesto, como si fuera un favor, y esto pasa en el siglo 21, en el que sobradamente sabemos que la única vía para el progreso es el conocimiento. Pero en vez de recibir una luz en la oscuridad de aquellos que se supone nos deben iluminar con su sabiduría, una senadora (Paloma Valencia) nos suelta una idea notoriamente atropelladora, proponiendo que los egresados de las universidades públicas entreguen el 20% de sus ingresos para subsanar el déficit de la educación superior, como si los colombianos no pagáramos los impuestos suficientes para ello. Pareciera que con ello la senadora estuviera reconociendo la incapacidad del gobierno para administrar.

Si queremos seguir con ironías, podemos hablar de la penalización de la dosis mínima de Sustancias psicoactivas (SPA), mientras las EPS se hacen las difíciles para otorgar el tratamiento en salud para los adictos, que también lo ordena la ley. Podemos hablar de la negación de los padres de la patria para aprobar la adopción por parte de parejas del mismo sexo a pesar de que argumentan que proteger la vida es su prioridad, y argumentan que dos padres del mismo sexo afectarían el desarrollo psicológico del niño y hasta su orientación sexual, argumentos personales y morales que nos son científicos y que nada tendrían que ver con una decisión que afectará el resto de la vida de un ser humano.

Así podríamos hablar de un sinnúmero de ilógicas con las que nos hemos acostumbrado a vivir sin que nos importe mucho, como la propuesta de cadena perpetua para los violadores de niños, en vez de implementar leyes que eduquen a nuestra sociedad en equidad y justicia, en trabajar para erradicar definitivamente la explotación sexual comercial de los niños, las niñas y los adolescentes, lo cual permitimos y sabemos que existe en todas las ciudades del país, sabemos en qué lugares se practica y no actuamos.

En fin, el ideal sería que estuviéramos gobernados y guiados por personas excepcionales, sabias y equilibradas, pero en cambio lo estamos por personas comunes, con intereses propios, corruptas, incapaces de administrar y con creencias morales y religiosas propias que quieren imponer a todos en un país laico y democrático.

¿Qué falta para que despertemos y exijamos a nuestros gobernantes y demás funcionarios públicos conciencia, estudio, equilibrio, honestidad y sobre todo inteligencia para gobernar?, que no lo hagan con sus emociones, con sus creencias y menos con sus intereses particulares, pues somos nosotros los que ponemos el dinero para sus sueldos y para los presupuestos que se roban descaradamente y siguen como si nada.

Iván Rendón Giraldo, Psicólogo.


sábado, 6 de octubre de 2018

Labios de ti




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Labios de ti


Muero en los labios de tu sexo para nacer en tu vientre laberintico, lleno de abismos en los que me hundo con una lengua mojada y un sudor

Llego a tu pecho con respiración agitada, me ahogo en la profundidad de su grieta. Voy resucitando, recobrando la conciencia,  los latidos de tu corazón me avisan que aún sigo con vida en aquella oscuridad sabrosa y caliente

Me encuentro con tu boca que me alberga, me amaño, me aferro a tus dientes

Ya sé que en tu cama puedo desaparecerme del mundo, allí ni Dios me encuentra

Una voz que viene y va en mi cabeza como una hamaca en un balcón en una tarde fresca

Una tarde fresca que viene y va como una sabana sobre el viento

Un viento que viene y  va como una canción que te gusta y que repites durante toda tu vida en tu vida

Un lindo recuerdo al desertar cada mañana, un temor

Tus besos como mariposas de agua vuelan en mi habitación y se escapan por la ventana hasta que vuelves una noche tras tu risa.

Te hechas el cabello hacia atrás en un gesto que recordaré por siempre mientras te hago  el amor

A tus piernas les entregaría todo, mis manos en ellas se agotan

La manera como ordenas la casa es la menara como ordenas el mundo, si pudieras ordenar mi vida enmarañada…

En tu comedor  ha muerto una  flor africana.  Su muerte es un sacrificio en nombre de mi amor por ti

Dos rayones rojos en la pared  blanca que dibujaron tus uñas en mi espalda  juegan a enredase.
JB.


sábado, 1 de septiembre de 2018

Ayudar al otro implica dejarlo ser


Ayudar al otro implica dejarlo ser


Actualmente con la proliferación de las redes sociales, tenemos acceso a gran cantidad de información. Es maravilloso ver vídeos en los que matemáticos resuelve problemas de esta área del conocimiento de maneras aparentemente fáciles y diversas, operaciones que para la mayoría de nosotros son complejas y casi imposibles de resolver con los métodos que en la escuela nos mostraron, pero en ambos casos se llega al mismo resultado, es decir, que varios métodos son válidos para llegar a la resolución de una operación matemática. Con esto es inevitable que me pregunte: ¿si para un área del conocimiento que es exacta existen varias formas de llegar a un mismo resultado, por qué algunos profesionales insisten en querer obligar a los niños a los adolescentes a que vayan al mismo ritmo, o peor aún al ritmo que ellos consideran que es el correcto?


Hace poco en una conversación que sostenía con una joven profesional del área social, ella dilucidaba sobre un tema que le causaba curiosidad. Me expresaba ella que le llamaba la atención el por qué no todos los profesionales del área social lograban que sus clientes, y en especial los niños y adolescentes se abrieran con ellos y así tener acceso  a su historia de vida; lo cual obviamente es lo que el profesional necesita para poder hacer un mejor acompañamiento a su cliente. Resulta que algunos profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, profesionales en desarrollo familiar, pedagogos, docentes) logran empatizar fácilmente con sus clientes niños y adolescentes, lo que les facilita el trabajo de ser acompañantes en un proceso terapéutico y de aprendizaje, pues conocer a la persona es tal vez lo único que le puede garantizar al profesional que su trabajo tendrá avances significativos.


Concluíamos con la joven profesional que la humildad es tal vez lo que hace que la relación cliente – profesional avance en esa “intimidad” tan necesaria. La Real Academia Española define la Humildad así: “Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”, y es esto lo que hace que un niño o adolescente perciba a su acompañante como una persona auténtica, generando la confianza suficiente para abrir su alma y su historia de vida como un libro. Cualquier persona; niño, adolescente o incluso adulto, solo contará sus más íntimas experiencias y pensamientos a quien perciba como sincero en sus intenciones, es decir, que desea escuchar sin juzgar, sin dar consejos prefabricados y que además no usará esa información como evidencia para demostrar que esa vida está mal vivida.


En la fabulosa película animada  Kung Fu Panda”, el maestro Oogway (Que es la tortuga, para mayor claridad del lector), dice a su discípulo, el también maestro, Shifu (quien parece ser un hámster) que el Panda jamás podrá cumplir su destino de ser el “Guerrero Dragón” si él, Shifu, no cree que lo pueda hacer. Tras muchas explicaciones de Shifu sobre el por qué Po (el Panda) no es, ni podrá llegar a ser el “Guerrero Dragón”, su maestro le explica claramente que eso no es su trabajo, y que así como una semilla de durazno contiene en su interior todo lo que se necesita para desarrollar un árbol completo con sus raíces, con sus ramas y hojas, con la capacidad de producir flores y luego frutos por muchos años; así él lo único que tiene que hacer con Po es generarle le ambiente ideal, cuidarlo y animarlo para que llegue a cumplir su destino como el “Guerrero Dragón”, pues todo lo necesario está dentro de ese Panda, así en ese momento no se vea, tal como en una semilla de durazno a simple vista no notemos que contiene todo lo necesario para llegar a ser un melocotonero (Prunus pérsica). 


Tal vez la magia, o lo complejo (como cada quien lo quiera ver) de trabajar con personas, y sobre todo cuando este trabajo es con sus emociones, pensamientos e historia de vida, es que el terapeuta también es persona, y por ende también tiene sus propias emociones, pensamientos e historia de vida, como también tiene una filosofía de vida personal que incluye qué es correcto e incorrecto para él. Pero el terapeuta o docente comprometido comprende que sus creencias son producto de unas condiciones específicas de su propia vida, que así la categorizó para poder entenderla y resolver los retos que se le presentaron, pero que claramente no es la realidad y que por ende existen muchas realidades que requieren otras formas de vivir y de pensar. Sin esa comprensión no es posible ayudar a otros a encontrar su potencial.


En ese sentido, un terapeuta, por ejemplo un psicólogo, aprende cada día y con cada cliente, pues a cada instante es retado a comprender diferentes formas de ver la vida, y si llegara a pensar que sabe cómo solucionar la vida del otro o dar consejos (fórmulas precisas), estaría simplificando la vida del otro y su realidad a niveles infantiles y básicos que en nada podrán aportar, y sí perjudicar. En el argot de la profesión social el término “escucha activa” se refiere a estar presente en la conversación sin más que la atención, es decir, sin estar analizando, sin la cognición, solo con la atención, lo cual no es nada fácil y algunos profesionales no logran desarrollar. Aunque puede ser una habilidad innata en las personas, también es algo que se puede desarrollar con trabajo y disciplinando la mente, pero en especial tomando distancia de nuestras propias creencias; no para cambiarlas, sino para tener la capacidad de observar otras e incluso interactuar con ellas sin temor alguno, y luego regresar a las nuestras sanos y salvos. Es una capacidad maravillosa que los seres humanos en situaciones de vulnerabilidad agradecen cuando la perciben en otro, pues pueden abrirse sin temor a estas personas.


Escuchar al otro de manera activa implica ser valiente, tener el valor de aceptar que nuestra vida no está resuelta y que lo que hacemos con el otro en ese momento es temporal, que en esa situación podemos ayudar, pero que en cualquier otra seremos nosotros los que necesitemos ayuda, ese instante es sólo una posición, no una realidad absoluta, que nuestra verdad no es la única, y que las otras son tan válidas como la nuestra.


Un profesional del área social perjudica profundamente a sus clientes cuando no logra comprender que existen otras formas de vivir y qué el otro transformará la suya sólo cuando lo quiera hacer, y será porque llegue a la conclusión de que para ser feliz la debe transformar, no antes, y no porque se le aconseje. Cuando nos dedicamos a criticar y a imponer nuestra forma de ver la vida, el otro se cierra y pierde confianza en nosotros, o en el peor de los casos intenta vivir su vida con las “recetas” que el profesional le da, lo que irremediablemente lo hará más infeliz, pues sale de una condición que lo hace vulnerable al sentir que no la controla y entra en otra que él no construyó, es decir, sigue sin contralar su vida, y es al sentir que no controlamos nuestra vida lo que nos hace infelices, según los psicólogos.


Comprender que es el profesional quien se debe adaptar al cliente y que éste tiene su propio ritmo, no es fácil, y muchos no lo comprenden, dedicándose a dar consejos prejuiciosos, a criticar constantemente y a mostrarse como aquel que tiene la clave de la felicidad, lo cual no es verdad para nadie y los clientes lo perciben naturalmente, en especial los niños y los adolescentes, quienes se distancian del adulto y del profesional perdiendo con ello la confianza y la oportunidad de ser ayudados por otros que sí podrían hacerlo.


A nivel emocional y social, ayudar al otro implica mostrarse como un ser humano, con disposición a aprender de cada cliente, ir a su ritmo, y muy especialmente sin esperar que cumpla nuestras expectativas; pues en una relación terapéutica las expectativas a cumplir son las del cliente: las expectativas con las que llega a nosotros y las expectativas de las que le va siendo consciente a medida que retoma el control de su propia vida.

Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo

martes, 7 de agosto de 2018

La Familia; construcción social o impulso biológico


La Familia; construcción social o impulso biológico




Por paradigmas sociales y utopías religiosas hemos confundido lo biológico con lo social, y hemos con ello condenado a muchos niños al sufrimiento, al maltrato, al abuso y al dolor, no solo físico sino psicológico, que los acompaña por el resto de sus vidas con el nombre de  trastornos afectivos o psiquiátricos. La procreación es un acto biológico impulsado por el deseo sexual que cualquier animal lleva a cabo, pero la familia es una construcción social que implica un mínimo entrenamiento emocional  que supera el instinto biológico para poder proteger a los nuestros, y en especial a los más débiles.


Las ciencias sociales llaman a la Familia la “Célula” principal de la sociedad, lo que pocos analizan o saben es que la familia es una invención cultural de nuestra sociedad, con la cual se ha permitido al hombre avanzar y progresar en casi todos los ámbitos (económico, político, social, espiritual y como especie). El ser humano,  como cualquier otro animal, tiene el instinto de protección a sus crías; con esto la naturaleza asegura que las especies perduremos y progresemos en el tiempo, pero este instinto disminuye en la medida que las crías crecen y que en ellas también genera la necesidad de abandonar el nido y crear su propio espacio.  Aunque siendo sinceros, los bebés humanos parecen ser los cachorros que más tiempo de cuidado requieren por parte de sus padres para poder asumir autonomía en lo más básico. Al hombre como a cualquier otro animal, este instinto de proteger a sus crías se le agota, pero su cerebro desarrollado le ha permitido analizar la conveniencia de formar un núcleo que se sostenga en el tiempo y que le permita seguir protegiendo a todos los miembros de su familia, esto es, a sus descendencia, pareja y otros que se anexan por diferentes circunstancias.

Lo anterior nos lleva a analizar que no todos estamos preparados para establecer una familia, pues no es nuestro instinto biológico el que actúa, es más bien un acto persistente de voluntad,  tolerancia y amor. Es por ello que aunque no nos guste aceptarlo, no todas las “familias” funcionan o son el espacio ideal para sus miembros, y en especial para los más pequeños y vulnerables. Muchas son las personas que establecen una “familia” por obligación, por error, por seguir las costumbres sociales, o peor aún, creyendo que es una tendencia divertida de seguir una tradición sin estar preparado para ello. Formar una familia implica tener la capacidad de proteger a otros, tolerar la diferencia, dar ejemplo, persistir en lo bueno a pesar de las circunstancias, hacer sacrificios personales para el bien de todos sus miembros, procurar la felicidad de cada uno, y en especial una cantidad ridícula de amor. Debemos ser muy sinceros con nosotros mismos: no todos tenemos esas cualidades, o al menos no tan desarrolladas. Y en esto se debe aplaudir a los Millennials (nacidos entre 1981 y 1995), ya que muchos de ellos manifiestan abiertamente no querer ser padres, unos porque argumentan que este mundo no es apto para que más personas nazcan, y otros porque reconocen que no tienen la capacidad emocional para proteger a otro ser y dejar a un lado muchos de sus sueños; que en su gran mayoría están relacionados con la aventura, los viajes y la academia.

El ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) tiene un comercial (no sé si aún se emite), en el cual se muestra a un par de hermanos que luego de salir de la escuela van por la calle evidentemente felices con las cosas pequeñas que la vida les comparte, y parece que nada de lo que pueda amenazarlos en la calle altera esa felicidad, pero su expresión cambia a miedo al llegar a la puerta de su casa. El comercial finaliza con un locutor que sentencia: “Para algunos niños su casa no es el mejor sitio para estar seguros”, nada más cierto que esto, para algunos su casa y su familia es el lugar donde menos seguros están. Obviamente esta explicación no es una excusa para estos maltratadores y abusadores, pero explica por qué algunos que por su biología fueron padres, no logran emocionalmente proteger y hacerse cargo de sus retoños, pues incluso muchos los usan para su beneficio propio como objetos o empleados a su servicio.

Ojala en las escuelas, en los colegios y en todas las instituciones educativas se estableciera una cultura que le permita a los más jóvenes desarrollar y pulir esas cualidades que se necesitan para establecer una familia o simplemente para vivir en paz, esas cualidades que sostienen la unión cuando el instinto de protección disminuye, y el amor y la tolerancia lo deben sustituir, ojala los centros de educación formen desde la libertad, la cooperación, la solidaridad, el respeto y la inclusión, y no desde la competencia y el canibalismo que permite a las personas que se destaquen aunque implique pisotear al otro. No hablo que se eduque para establecer familia, hablo de educar para amar, convivir y proteger, ya cada uno escoge que quiere hacer con esas habilidades, pues en este sentido, decidir no tener hijos ni establecer una familia también es un acto de amor.

La familia si es el núcleo fundamental de la sociedad, y como tal deberíamos prepararnos para ello,  formarnos y perfeccionar nuestras habilidades emocionales, no se lo dejemos solo a la naturaleza pues la biología hace su tarea, que es procrear y garantizar la extensión de la especie, pero el amor es un acto de voluntad y madurez emocional.

Iván Rendón Giraldo
Psicólogo


viernes, 29 de junio de 2018

Drogas: lo ilógico de la guerra y lo lógico de la prevención



Drogas: lo ilógico de la guerra y lo lógico de la prevención




Hace poco estaba en una librería de mi ciudad mirando títulos con la intención de llevarme a casa un libro, mientras leía algunas portadas que me llamaron la atención no pude evitar escuchar la conversación que sostenían una pareja con el dependiente de la librería, en la cual le preguntaban por un libro que su hijo de 12 años debía leer para el colegio, a lo cual el señor les respondió mostrando dicho libro en su versión completa. Los padres se miraron entre ellos y luego preguntaron al unísono si tenía un resumen del libro, añadiendo que a su hijo no le gustaría y que les reprocharía que lo pusieran a leer un libro completo. Es probable que en un futuro estos mismos padres le reprochen a su hijo el no ser buen lector (porque la universidad se lo exija o su trabajo), sin reflexionar que aportaron a dicha situación. La jerarquía de nuestras necesidades no parece estar relacionada con lo que esperamos de la vida, pero insistimos en esperar resultados diferentes y culpamos a otros de nuestras frustraciones  porque no es cómodo aceptar nuestra doble moral.


La problemática que plantea el consumo y la adicción a las Sustancias Psicoactivas (SPA) en todo el mundo es más compleja que pensar si deben ser legales, o si se deben seguir generando estrategias en contra de su comercialización y consumo. Deberíamos primero pensar que la violencia que se genera en torno estas sustancias, obviamente es producto de su aspecto ilegal y de la satanización que la mayor parte de la sociedad hace de ellas, luego debemos reflexionar sobre lo que las personas buscan a través de su consumo; que de acuerdo a las ciencias de la salud y a las ciencias humanas es: modificar su conciencia de tal forma que puedan con ello alcanzar estados modificados diferentes a los que normalmente experimentan. Después deberíamos analizar que, aunque unas tienen características que pueden generar más adicción que otras, en general las SPA no  producen adicción por sí solas, pues necesitan del concurso de las condiciones fisiológicas y químicas de la persona, además de los estados emocionales en los que consume dichas sustancias y de la vulnerabilidad psíquica (herencia de trastornos mentales o experiencias traumáticas propias), y sólo cuando ciertas condiciones se cumplen, se pueden generar adicciones o huellas psíquicas en el sujeto. Por último, todos debemos aceptar que hemos aportado a la problemática y que la ruta más fácil que encontramos para ocultar el daño es satanizar y, casi siempre dejar que sean otros los que enfrenten esta situación, es decir, arrinconar socialmente a los adictos, y que sean otros como las ONG, los médicos y las personas con alma de “Santos” los que se ocupen de estas problemáticas y que nosotros podamos mirar a otro lado con total disimulo.


(Recomendado: “La adicción requiere mucho más que la droga para su aparición”, en este mismo blog). http://habitusproyectosocial.blogspot.com/2018/03/la-adiccion-requiere-de-mucho-mas-que.html


Si tenemos la valentía de mirar la situación a los ojos, nos daríamos cuenta que la problemática no es la sustancia, y menos la connotación “maldita” que socialmente le hemos asignado, la situación relevante es la adicción que las personas establecen a la sustancia. Pero es más fácil hacer juicios de valor a los “drogodependientes”, poder esquivar sin ningún remordimiento la evidencia de que existen otras adicciones mucho más comunes y notoriamente más graves, pero aceptadas  socialmente, y por ende, no satanizadas tales como: la adicción a la violencia, al sexo, al dinero, al alcohol, adicción a las compras, a la religión, a las emociones negativas, a la adrenalina, y que en su gran mayoría han provocado las mayores masacres en la historia, guerra santas y mundiales, las mayores quiebras económicas, niños muriendo de hambre y sed, en fin, las más vulgares injusticias que hemos podido generar como humanidad.

A pesar de haber demostrado que la prevención es la mejor manera que enfrentar cualquier situación potencialmente grave, que sabemos que la “Lucha contra las drogas” ha fracasado y sólo alimenta la guerra, el consumo y los bolsillos de pocos, aun así seguimos creyendo el cuento que las drogas son el “demonio” a vencer. No hay “demonio” a vencer, en lo que debemos enfocarnos es en enamorar a los “ángeles” y ponerlos del lado de la vida. Cuando hablo de “enamorar a los ángeles” me refiero a enamorar a los niños y jóvenes de la vida, pero no de una buena vida, sino de una vida placentera y llena de sentido. Seguir culpando a los adictos de su problema es enfermizo y perpetúa la situación, pues una vida sin sentido enloquece. Despertar cada día con la sensación de no tener más motivo para respirar que no morir de hambre, escapar de quien te abusa física, psicológica y sexualmente, o sentir el desprecio de quien se supone te debe proteger (en el caso de los niños víctimas de la negligencia de sus cuidadores), sentir que tu vida es controlada por cualquiera menos por ti es algo que marchita el alma, y si a tu alcance hay una alternativa que te da “control” y placer (ese que no conoces en otras circunstancias), pues corremos a usarla para no morir de tristeza, de dolor.

¿Qué necesitaremos para dejar de comernos el cuento? La prevención es hasta ahora la mejor herramienta. Luego de la invención de las vacunas la humanidad dejó de hablar de pandemias que arrasaban con pueblos enteros, luego de que las comadronas (parteras) empezaran a lavarse las manos para atender un alumbramiento desapareció la fiebre del parto, luego de la aparición de los métodos anticonceptivos dejamos de tener familias de hasta 20 hijos muertos de hambre y madres consumidas sin misericordia por los embarazos, los partos y la crianza. Entonces no es lógico que sigamos creyendo en la “guerra contra las drogas” que ha demostrado su ineficacia, y dudemos de la prevención que ha demostrado hasta la saciedad su eficacia.

Una sociedad que cree que el arte, el deporte y las bibliotecas son gastos y no inversiones para la educación, en la que un partido de fútbol despierta más pasiones que las elecciones presidenciales que pueden definir el futuro de nuestros hijos, una sociedad que deja la crianza de sus niños a la televisión y en la que una persona se endeuda para comprar un celular de última tecnología, pero que reniega por considerar que un libro es muy costoso, o peor aún, muy largo (y por ello no lo compra), es obviamente una sociedad que se centra en los placeres momentáneos, que no cree en los placeres trascendentales, no cree en la felicidad sino en la alegría, y por ello no consideramos que la prevención sea la solución, creemos mejor que sí lo es encerrar a los adictos, condenarlos, producir penas más drásticas para las dosis personales, y todo lo que no implique comprometernos como sociedad, eso es mejor, es menos complejo y deja intacta nuestra doble moral.

Creo que lo que sabemos sobre el tratamiento de las mentes y los cerebros trastornados nos aporta poca información sobre cómo prevenir tales trastornos. Los progresos alcanzados en la prevención de la enfermedad mental se debe al hecho de reconocer y desarrollar una serie de fortalezas, capacidades y virtudes en la gente joven, tales como la visión de futuro, la esperanza, las habilidades interpersonales, el valor, la fluidez, la fe y la ética laboral. El ejercicio de tales fortalezas actúa como barrera contra las tribulaciones que hacen que las  personas corran el riesgo de sufrir enfermedades mentales. En una persona joven que corra un riesgo genético de padecer depresión, ésta puede evitarse desarrollando sus capacidades de optimismo y esperanza. Un joven de las zonas urbanas deprimidas, que corre peligro de caer en la drogadicción debido al tráfico de drogas que se produce en su barrio, es mucho menos vulnerable si tiene visión de futuro, consigue desarrollarse gracias a los deportes y cuenta con una buen ética laboral. No obstante, potenciar las fortalezas como barrera es ajeno al modelo de enfermedad, que sólo plantea compensar carencias”. Martín E. P. Seligman, (La auténtica felicidad. pág. 48).


Ahora, legalizar las SPA obviamente no sería la solución a la problemática de las adicciones, pero es evidente que sería otra alternativa que mejoraría el panorama para enfrentar los verdaderos problemas sociales, y tal vez los primeros beneficios que tendríamos estarían relacionados con los precios en el mercado; lo que actualmente hace millonarios a unos pocos y en poco tiempo, además de la violencia que genera por ser un mercado ilegal. Si el proceso de legalización se acompaña de pedagogía para la disminución de su consumo, y los gobiernos se centran en entregar a sus ciudadanos todas las oportunidades para acceder a la mejor calidad de vida posible, es muy seguro que podremos ver la extinción de esta problemática sin necesidad de seguir matándonos entre nosotros para evitar que sea una sustancia las que nos mate. No es algo que se logra en dos o tres años, es un proceso de puede llevar décadas, pero que una vez se logre es una cultura que queda arraigada en nosotros por generaciones tal como lo puede evidenciar Islandia. (http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38932226?ocid=wsmundo.chat-apps.in-app-msg.whatsapp.trial.link1_.auin).

Iván Rendón Giraldo, Psicólogo

domingo, 10 de junio de 2018

Algunas luces en una inmensa oscuridad


Algunas luces en una inmensa oscuridad

Ilustración: Danyela Ximena Tabares, estudiante UTP 

En  un lugar que se caracterice por la oscuridad (o ausencia de luz), encender pequeñas luces diseminadas es más un acto de decoración que de corrección. Para disipar la oscuridad se debe ingresar al sitio con luces lo suficientemente grandes o numerosas como para transformar el sitio y los que allí se encuentran. El Sistema de Responsabilidad Penal de Colombia precisa de luces grandes y permanentes que en verdad involucren al usuario y lo lleven a experimentar lo que nunca antes logro vivir. Es la única manera en que un ser humano se transforma: a través de la experiencia de la emoción.

Hace ya algunos años leía en un periódico nacional como una magnífica idea de Colciencias fracasaba rotundamente por haber sido mal planeada. Dicha idea consistía en ofrecer a los científicos colombianos que estaban en otros países, propuestas de trabajo en investigación para que regresaran a Colombia, y así recuperar aquellos “Cerebros Fugados”. Seguramente esta idea hubiera logrado que nuestro país diera los primeros pasos para dejar de ser un país en vías de desarrollo, pero fue un rotundo fracaso, ya que a los científicos que regresaron no se les cumplió la promesa y sólo muy pocos están vinculados laboralmente en este momento, el resto están sin trabajo y arrepentidos por haber dejado sus puestos en empresas multinacionales o en otros gobiernos, con honorarios soñados y futuros promisorios. Muchos de ellos volvieron a migrar, es decir, dejamos fugar dos veces a varios súper cerebros. Esta noticia me dejó un sabor a improvisación, lo cual sorprende si pensamos que estamos hablando de una entidad de mucho prestigio, y de una oportunidad inmensa para que el país iniciara en verdad a invertir en lo que debe invertir: educación e investigación, una oportunidad que dudo mucho que se pueda repetir, pues lo más probable es que estos “Cerebros Fugados” no vuelvan a creer en promesas del gobierno para regresar a su país.

Lastimosamente parece ser que no es la única improvisación que este país hace con temas que tienen que ver con su desarrollo y su futuro, pues es normal que ejemplos como el mencionado se experimenten en otros ámbitos, como en el Sistema de Responsabilidad para Adolescentes (SRPA), en el cual; de acuerdo a la Ley 1098/2006 y a algunos acuerdos internacionales que Colombia ha suscrito en este sentido, es de gran importancia que con estos Adolescentes se busque trabajar en la evolución de su consciencia a través del acercamiento a la comunidad y de Prácticas Restaurativas. Esto implica que con los usuarios del SRPA se generen ideas y estrategias que les permitan re-significar su relación con la sociedad y en algunos casos con sus víctimas, estos espacios pueden llevar a que los adolescentes que han cometido delitos asuman sus faltas, acepten la sanción impuesta y resarzan el daño cometido a la sociedad o a las víctimas directamente (en los casos que se puede hacer).

Suena maravilloso, y de hecho debe serlo, pero es preciso que para ello exista una mejor preparación de las Entidades del Estado que deben acompañar estas experiencias. Pero es aquí donde se me antoja a improvisación, pues al plantear ideas para llevar a cabo los acercamientos a la comunidad o las prácticas restaurativas, aparecen las grietas que no se tuvieron en cuenta al principio y que nunca se han reparado. Es común ver que ideas para que grupos de usuarios privados de la libertad salgan a realizar trabajos comunitarios, a compartir experiencias, a exponer su arte, a interactuar con comunidades, entre otras, sean truncadas por falta de estructura del SRPA, personal insuficiente (para hacer la custodia) o falta de recursos, cuando no es que nos encontramos con funcionarios públicos que poco creen en estos procesos o que no tienen la vocación necesaria.

A pesar de exigir que se realicen experiencias innovadoras que involucren a la comunidad, parece ser que se nos hemos olvidado de suministrar a los Entes del SRPA los recursos necesarios para dar respuesta a estas prácticas, haciendo que nos debamos conformar con lo mismo de siempre y que con los usuarios privados de la libertad se innove lo menos posible para evitar frustraciones.

Nuestra sociedad, y en especial los jóvenes vulnerables de este país, han experimentado injusticia, desigualdad, falta de oportunidades, educación mediocre y una guerra rancia, es decir, una ausencia de luz que enferma, y es claro que no saldremos de ella insistiendo en lo mismo, improvisando en lo importante. Es importante que innovemos en lo social, que entendamos que es a través de la emoción y la experiencia que podemos fortalecer a nuestros jóvenes. No es con teoría (como lo han hecho los colegios por más de 100 años), o encerrando al ser humano tras rejas que mejoraremos al otro. Definitivamente es facilitando experiencias diferentes, tocando la emoción, haciendo que encienda su luz y que confíe en ella, que confíe en él y en su poder para iluminar el  mundo al lado de otros.

Si no despertamos y dejamos de improvisar, es muy probable que las grandes ideas de cerebros talentosos de jóvenes y de los adultos que con ellos trabajan, resulten siendo como algunas luces en una inmensa oscuridad que terminan por apagarse sin que nadie lo note.

Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo

sábado, 26 de mayo de 2018

Ser In - Feliz


Ser In - Feliz


Parece que ser rico es posible para cualquiera, y existen fórmulas para lograrlo, que al ser aplicadas de manera persistente dan los resultados que se buscan. Igual pasa con la felicidad, pues la psicología y la filosofía tienen manuales completos para lograrla, sólo que como con la riqueza, depende de una persistencia inquebrantable. En ninguno de los dos casos la tarea es fácil, es más, es muy difícil y requiere la disciplina de un atleta profesional, es por ello que sólo algunos logran conquistar la felicidad y sostenerla como filosofía de vida.

Al ser el lenguaje hablado (idioma) un instrumento cotidiano y tan común, terminamos por usarlo sin conciencia alguna y, en especial sin darle mayor sentido. Resulta que cada palabra que usamos no ha sido inventada afanosamente como forma de nombrar algo nuevo, sino que es una construcción social, de la emoción y como fruto de la experiencia. Por ejemplo, aunque todos sabemos que los prefijos que usamos dan un sentido diferente a las palabras y a las ideas que representan, en muchas ocasiones olvidamos dicha regla gramatical y dejamos pasar el mensaje que dichas palabras nos quieren dar perdiendo la oportunidad de profundizar en nuestras conversaciones (internas o externas). Tal es el caso del prefijo “in”, que como sabemos da un significado contrario a la palabra que lo sigue: incorrecto significa lo contrario de correcto, intranquilo significa lo contrario de tranquilo.

Si vamos un poco más allá con este prefijo, nos encontramos que para algunos filósofos, médicos y psicólogos dicho prefijo también significa “interno”, “interior”, “desde dentro”. Es decir que podríamos concluir con esto que cuando algo se torna en su contrario (intranquilo, infeliz) es porque está relacionado con la parte interna de su naturaleza o al menos de quien le da vida. Siendo más específicos, ser infeliz por ejemplo está relacionado con la percepción que la persona tiene de la situación más que con lo que le pasa, o con lo que está expresando con su comportamiento. Podemos usar otro ejemplo con la salud física; resulta que para algunos autores, en especial metafísicos, algo incurable es indudablemente algo que sólo se puede curar desde adentro de la persona que lo “padece”.

Volviendo a la infelicidad y su equivalente contrario: la felicidad, podemos decir que cuando una persona es infeliz no encuentra sentido a lo que hace o a lo que le está pasando en su vida, y definitivamente lo único que le queda por hacer es volverse a su interior y buscar allí lo que no encuentra fuera. Los psicólogos tenemos claridad en que los estímulos externos sólo dan satisfacción fugaz y nos llevan a estar en una búsqueda incesante del placer que se extingue fácilmente, lo cual está relacionado entre otras cosas con la estimulación neuronal a nuestro cerebro, pues las neuronas al ser estimuladas se activan, pero al ser estimuladas de nuevo con el mismo estímulo son incapaces de reaccionar con la misma intensidad y velocidad haciendo necesario aumentar la cantidad del estímulo o en su defecto cambiar el estímulo por algo novedoso, y así activar un grupo diferente de neuronas.

Según el psicólogo Abraham Maslow, el ser humano sólo es capaz de dedicarse al otro, a servirle de manera genuina cuando se siente tranquilo, con sus necesidades básicas satisfechas, y en especial cuando se siente seguro y amado, en caso contrario es posible que sí está ayudando a otro lo está haciendo en busca de su propio beneficio personal, en cuyo caso no es algo genuino. Por lo tanto, de acuerdo a autores como el psicólogo Martín E. P. Seligman, la felicidad está directamente relacionada con el altruismo, la bondad, la solidaridad y el amor que se pueden ofrecer a los demás. Esto significa entonces que para ser felices debemos primero que estar tranquilos y sentirnos seguros, y en segundo lugar este sentimiento no tiene que ver con estímulos externos (que solo dan alegría), sino con sentimientos relacionados con el dar de lo que tenemos dentro.

Es común ver que las personas que siempre luchan con otros por ser los número uno, por ganar al otro, son individuos tristes que solo se encuentran con la alegría al triunfar sobre los demás pues en caso contrario experimentan sentimientos de rabia o angustia. Caso contrario sucede con las personas altruistas y generosas, que se sienten tan tranquilas consigo mismas que por esta misma razón tienen la necesidad de compartir su felicidad con otros menos afortunados.

La psicología positiva postula que la mejor manera de ayudar al ser humano es centrándose en sus potencialidades, facilitando su desarrollo, no buscando cambiar sus defectos o esperando a que genere trastornos para “curarlo”, y para ello se debe hacer prevención. Es por ello que varios estudios sociales demuestran que una persona que nace y crece en una ambiente de riesgo (drogas, delincuencia, maltrato, pobreza, negligencia), puede superar su vulnerabilidad cuando se fortalece en sus habilidades y destrezas internas, esto es, control de sus pensamientos, identificación y expresión asertiva de sus emociones, alternativas de auto-observación (como la meditación, la escritura, la oración, la disciplina en desarrollar hábitos positivos, entre otras), es decir, para esta clase de personas el poder no está en su ambiente, está en su interior y en el cómo reacciona a lo que le sucede.

La infelicidad entonces no es más que un llamado de nuestra naturaleza humana a buscar adentro lo que afuera no encontramos; lo que para la gran mayoría es muy difícil y tal vez utópico, ya que la sociedad nos han vendido la idea que el poder está en las cosas y en los demás, no en el ser mismo. Pero para aquellos que se atreven a desafiar estos paradigmas y buscan dentro de ellos, la recompensa es enorme: poder desde el interior, capacidad para afrontar la vida y sus desafíos con confianza, relaciones positivas con los demás, salud física y mental, sentimientos de amor por la humanidad y todo la naturaleza, tolerancia inagotable. Esto no significa que a estas personas no se les presenten problemas y dificultades como a todos nosotros, sino que sus reacciones son encaminadas a encontrar soluciones, a la adaptación, a la aceptación, a la compasión, a la acción y a mejorar el mundo.

Para muchos lo anterior sonará efímero, idealista y hasta religioso, pero es posible, y desde la perspectiva de la psicología es tan posible como el desarrollo de cualquier otro hábito, pero requiere como cualquier hábito, una disciplina inquebrantable. Para lograr la felicidad existen alternativas que se deben perfeccionar y están todas relacionadas con herramientas internas, con recursos mentales y emocionales que todos tenemos, y que cualquiera puede perfeccionar. Estas habilidades y herramientas tienen que ver con la re-significación de nuestro pasado, el perdón, el control del pensamiento, el pensamiento positivo, la generación de emociones a voluntad, el amor y la fe en sí mismo.

Como ya lo dijimos esto no es sencillo, pero sí que es posible, muy posible, pero es algo que la gran mayoría de nosotros no podemos hacer sin ayuda, por ello es importante tener opciones para apoyarnos. Algunas de ellas son la lectura (biografía de personajes célebres, psicología, autoayuda, libros sagrados), la terapia psicológica, la oración, la meditación, tener un consejero profesional, el coaching de vida, tener un mentor o un maestro espiritual, entre otros. Todas estas alternativas tienen algo en común: el aumento del capital psicológico y espiritual, contrario a lo que significa consumirlos constantemente (tal vez por ello no es fácil lograrlo). Si hacemos una analogía con la economía, ésta nos dice que capitalizar es ahorrar e invertir en réditos que aseguren un mejor poder adquisitivo en el futuro o cuando lo necesitemos, por lo que el dinero se debe dejar de gastar en un consumo constante diferente a las necesidades básicas. Lo mismo sucede con nuestros recursos internos al dedicarnos a fortalecerlos, a adquirir habilidades de autocontrol, y al abandonar en lo posible la inversión de nuestros recursos en sensaciones efímeras, en placeres momentáneos que no dejan réditos permanentes. Al capitalizarnos psicológica, espiritual y emocionalmente seguramente tendremos la capacidad de generar una vida feliz que dependa sólo de nosotros mismos y de nuestra naturaleza, lo cual no es fácil, pero tal como pasa con los grandes atletas; si queremos salir del común y tener éxito deberemos hacer lo que la gran mayoría no está dispuesta a hacer, y resultado de ello obtendremos lo que esa gran mayoría nunca tendrá: felicidad.
Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo