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domingo, 10 de junio de 2018

Algunas luces en una inmensa oscuridad


Algunas luces en una inmensa oscuridad

Ilustración: Danyela Ximena Tabares, estudiante UTP 

En  un lugar que se caracterice por la oscuridad (o ausencia de luz), encender pequeñas luces diseminadas es más un acto de decoración que de corrección. Para disipar la oscuridad se debe ingresar al sitio con luces lo suficientemente grandes o numerosas como para transformar el sitio y los que allí se encuentran. El Sistema de Responsabilidad Penal de Colombia precisa de luces grandes y permanentes que en verdad involucren al usuario y lo lleven a experimentar lo que nunca antes logro vivir. Es la única manera en que un ser humano se transforma: a través de la experiencia de la emoción.

Hace ya algunos años leía en un periódico nacional como una magnífica idea de Colciencias fracasaba rotundamente por haber sido mal planeada. Dicha idea consistía en ofrecer a los científicos colombianos que estaban en otros países, propuestas de trabajo en investigación para que regresaran a Colombia, y así recuperar aquellos “Cerebros Fugados”. Seguramente esta idea hubiera logrado que nuestro país diera los primeros pasos para dejar de ser un país en vías de desarrollo, pero fue un rotundo fracaso, ya que a los científicos que regresaron no se les cumplió la promesa y sólo muy pocos están vinculados laboralmente en este momento, el resto están sin trabajo y arrepentidos por haber dejado sus puestos en empresas multinacionales o en otros gobiernos, con honorarios soñados y futuros promisorios. Muchos de ellos volvieron a migrar, es decir, dejamos fugar dos veces a varios súper cerebros. Esta noticia me dejó un sabor a improvisación, lo cual sorprende si pensamos que estamos hablando de una entidad de mucho prestigio, y de una oportunidad inmensa para que el país iniciara en verdad a invertir en lo que debe invertir: educación e investigación, una oportunidad que dudo mucho que se pueda repetir, pues lo más probable es que estos “Cerebros Fugados” no vuelvan a creer en promesas del gobierno para regresar a su país.

Lastimosamente parece ser que no es la única improvisación que este país hace con temas que tienen que ver con su desarrollo y su futuro, pues es normal que ejemplos como el mencionado se experimenten en otros ámbitos, como en el Sistema de Responsabilidad para Adolescentes (SRPA), en el cual; de acuerdo a la Ley 1098/2006 y a algunos acuerdos internacionales que Colombia ha suscrito en este sentido, es de gran importancia que con estos Adolescentes se busque trabajar en la evolución de su consciencia a través del acercamiento a la comunidad y de Prácticas Restaurativas. Esto implica que con los usuarios del SRPA se generen ideas y estrategias que les permitan re-significar su relación con la sociedad y en algunos casos con sus víctimas, estos espacios pueden llevar a que los adolescentes que han cometido delitos asuman sus faltas, acepten la sanción impuesta y resarzan el daño cometido a la sociedad o a las víctimas directamente (en los casos que se puede hacer).

Suena maravilloso, y de hecho debe serlo, pero es preciso que para ello exista una mejor preparación de las Entidades del Estado que deben acompañar estas experiencias. Pero es aquí donde se me antoja a improvisación, pues al plantear ideas para llevar a cabo los acercamientos a la comunidad o las prácticas restaurativas, aparecen las grietas que no se tuvieron en cuenta al principio y que nunca se han reparado. Es común ver que ideas para que grupos de usuarios privados de la libertad salgan a realizar trabajos comunitarios, a compartir experiencias, a exponer su arte, a interactuar con comunidades, entre otras, sean truncadas por falta de estructura del SRPA, personal insuficiente (para hacer la custodia) o falta de recursos, cuando no es que nos encontramos con funcionarios públicos que poco creen en estos procesos o que no tienen la vocación necesaria.

A pesar de exigir que se realicen experiencias innovadoras que involucren a la comunidad, parece ser que se nos hemos olvidado de suministrar a los Entes del SRPA los recursos necesarios para dar respuesta a estas prácticas, haciendo que nos debamos conformar con lo mismo de siempre y que con los usuarios privados de la libertad se innove lo menos posible para evitar frustraciones.

Nuestra sociedad, y en especial los jóvenes vulnerables de este país, han experimentado injusticia, desigualdad, falta de oportunidades, educación mediocre y una guerra rancia, es decir, una ausencia de luz que enferma, y es claro que no saldremos de ella insistiendo en lo mismo, improvisando en lo importante. Es importante que innovemos en lo social, que entendamos que es a través de la emoción y la experiencia que podemos fortalecer a nuestros jóvenes. No es con teoría (como lo han hecho los colegios por más de 100 años), o encerrando al ser humano tras rejas que mejoraremos al otro. Definitivamente es facilitando experiencias diferentes, tocando la emoción, haciendo que encienda su luz y que confíe en ella, que confíe en él y en su poder para iluminar el  mundo al lado de otros.

Si no despertamos y dejamos de improvisar, es muy probable que las grandes ideas de cerebros talentosos de jóvenes y de los adultos que con ellos trabajan, resulten siendo como algunas luces en una inmensa oscuridad que terminan por apagarse sin que nadie lo note.

Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo

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