¡Pasión por la vida!, al transformar emociones que inspiren innovación humana.

sábado, 16 de mayo de 2020

¡Queremos cambios! Pero, ¿por qué cuando llegan nos resistimos a ellos?

¡Queremos cambios! Pero, ¿por qué cuando llegan nos resistimos a ellos?


Imagen tomada de: https://unycos.com/blog/el-arte-de-la-reinvencion-un-paso-mas-alla-de-la-zona-de-confort/

Si recordáramos cuántas veces durante el día, la semana o el mes anhelamos que una situación cambie, seguramente tendríamos un número elevado. Pero, ¿estamos realmente preparados para aceptar y adaptarnos a los cambios que pedimos o queremos?

Puede que la respuesta sea “sí”, pero las reacciones de una considerable porción de nosotros tienden a demostrar que es más fuerte la resistencia al cambio que la capacidad de adaptarnos a los constantes retos que se presentan. Uno de los temas que actualmente movilizan mayor cantidad de emociones, pensamientos y por lo tanto, acciones, es el Covid-19, y será nombrado en este artículo solo con fines de análisis frente a la capacidad de adaptación desde lo cotidiano y ubicado además en un contexto y espacio específico.

En concordancia con lo anterior, se precisa decir que el ser humano a diario se enfrenta a múltiples situaciones que le implican reinventarse, sin embargo, es un acto que en muchas ocasiones se pasa por alto y no se le da el reconocimiento necesario, por el contrario constantemente hacemos cosas que reafirman nuestra “zona de confort” y se demeritan un sinfín de acciones diarias que implicarían pensar, sentir y por lo tanto, actuar diferente a lo habitual.

Conversar con una persona desconocida, preparar un nuevo alimento, solucionar un conflicto, cambiar la forma de pensar para llegar a una negociación, ceder frente a una petición, generar un intercambio de ideas mientras se conversa sobre algún tema, leer una noticia y aprender sobre ella, descargar una aplicación y comenzar a usarla, aprender a conducir, mejorar los hábitos para favorecer la convivencia en tiempo de aislamiento, incrementar el uso de las tecnologías para favorecer las relaciones interpersonales y permanecer en contacto con el mundo exterior, adaptar costumbres a nuevas condiciones de vida, reinventar productos para que las microempresas no lleguen a la quiebra, ajustar modelos de negocio, aprender a trabajar y estudiar desde casa, entre otros, son solo algunos de los ejemplos que demuestran que en definitiva a diario el ser humano debe hacer pequeños cambios y más aún en un momento de crisis como la que actualmente se vive, debe tener la capacidad de ajustar, reinventar y continuar la vida de acuerdo a las condiciones que se empiezan a generar. Pero ¿Por qué entonces si estamos habituados a cambiar constantemente, en ocasiones se genera tanto caos a la hora de emprender un camino?

Y es aquí donde entran en juego las emociones. Ya se explicó de forma rápida como a diario el ser humano cambia, sin embargo, la reinvención no es tan fácil en todas las esferas, es decir, una persona puede cambiar fácilmente en aspectos relacionados con su vida laboral, así sienta miedo de reinventarse en este campo, lo asume y enfrenta, sin embargo, por su historia de vida, esta misma persona puede presentar mayor resistencia a modificar aspectos de su vida familiar, ya que allí no solo está presente el miedo, sino también la tristeza y la melancolía, lo cual dificulta que se tomen ciertas decisiones y se permitan nuevos pensamientos y acciones.

No obstante, lo anterior no explica ni justifica el asumir una posición cómoda y resistirse al cambio, por el contrario, la intención de comprender mejor qué emociones se experimentan en la mente al momento de frenar o resistir a la reinvención, hará que de manera más rápida estas se acepten y simplemente se enfrenten para así conseguir adaptarnos a las nuevas condiciones o situaciones.

¿Vendría bien aplicarlo en este tiempo, o no?

Adelante, es la oportunidad para experimentar con las competencias que se requieren con mayor ímpetu en la actualidad; la versatilidad, la creatividad e innovación, que en conjunto son habilidades que conducen al bienestar y al crecimiento en todas las esferas de nuestras vidas.

En un próximo artículo se profundizará sobre el coeficiente de adaptabilidad.

 Daniela Vallejo Jaramillo
                                              Trabajadora Social de Habitus



martes, 21 de abril de 2020

Metamorfosis en tiempo de Coronavirus


Metamorfosis en tiempo de Coronavirus



Tomando una frase de Albert Einstein; muy apropiada para estos días de confinamiento: “En medio de la dificultad se esconde la oportunidad”, nace la inquietud de sí estamos  preparados para esta nueva etapa en la vida y qué oportunidades encontramos en esto aquí y ahora.

Es fundamental comprender que no se trata  solo de sobrevivir en el momento, se trata de  prosperar y salir adelante ante a la incertidumbre, enfrentar el miedo que todo esto nos produce, prepararnos para los cambios; y no solo desde lo económico y lo sanitario, también debemos prepararnos para darle valor a nuestros sueños, a lo espiritual, generar  principios y valores, valorar el ser y todo lo que nos da tranquilidad y contribuye a la felicidad propia y de los demás, incluyendo al entorno.

Siempre hemos sabido que, tanto la toma de decisiones como los cambios en nuestras vidas, son situaciones que alteran nuestra dinámica rutinaria, y ahora es necesario estar preparados para  todos los cambios que llegan, entender que no todo esto es tan malo, y  razonar sí estamos aprovechando todo lo que tenemos como se debiera. Y ahora; ¿estás preparado para el cambio?

Alejandro Vélez Giraldo, Trabajador social de Habitus

domingo, 19 de abril de 2020

¿Incertidumbre o aprendizaje?


¿Incertidumbre o aprendizaje?


A pesar de que la actual situación con el Covid-19 es global y que a muchos los ha llevado a no tener cómo suplir sus necesidades básicas, comprender que todo puede cambiar con cambiar nuestro marco mental es vital para sacarle un aprendizaje a la crisis. Ver esto como algo cargado de incertidumbre nos lleva a la angustia, la desesperanza y a alarga la situación, pero verlo como una oportunidad de aprendizaje nos llevará a mejorar la forma en que nos relacionamos, el modelo económico que impera y a transformar los valores que nos rigen.


La situación que nos tocó vivir a raíz del Covid-19 ha sacado de nosotros como individuos y como sociedad lo mejor y lo peor, lo cual lo podríamos explicar al reconocer que somos más emocionales que racionales, ya que normalmente; y así creamos lo contrario, nuestras decisiones están influenciadas en gran parte por las emociones, y mucho más al presentarse una situación de crisis este porcentaje aumenta notoriamente, al nivel que nuestras decisiones se ven teñidas por las emociones mucho más básicas.


Resulta que una crisis como la que actualmente experimentamos; donde hemos tenido que entrar en cuarentena obligatoria, cambiar la forma de relacionarnos con los demás, donde la economía se está repensando so pena de aumentar drásticamente la pobreza a nivel mundial al perder empleos y cerrar empresas, surge una enorme incertidumbre no solo por nuestro futuro sino por nuestro presente. La mayoría de nosotros hemos aprendido en la vida a reaccionar a la incertidumbre con las emociones, pues pocos son los que se han dado a la tarea de educar sus emociones y ante una crisis reducir la incertidumbre aplicando la razón; que en realidad es la manera más eficiente de enfrentar una situación como esta. Esto será más fácil para aquellos que ya han venido reaccionando así en el transcurso de su vida, y será complejo para aquellos que se han dejado llevar por sus emociones al manejar lo que se les presenta, pero en ambos casos será lo más adecuado permitirnos pensar muy bien lo que vamos a hacer y cómo reiniciaremos nuestras vidas de la menara más conveniente posible, es obvio que será más provechoso buscar información válida y actuar en consecuencia que llenarnos de emociones negativas y catastróficas.


A los líderes y a los gobiernos les corresponde entonces promover el comportamiento prosocial en sus empresas, comunidades y países, buscando así el bienestar común y una sociedad saludable.


Lo primero que podemos hacer para darle campo a la razón en esta crisis mundial es comprender que es un oportunidad para aprender lo que es realmente importante en la vida, ver esto como un reto a superar con el aprendizaje, y no verlo como una maldición contra la que hay que resistir, pues es más inteligente aprender que resistir hasta que pase. Luego de la cuarentena y de superada la crisis seguir viviendo igual que antes es haber desperdiciado la oportunidad de transformarnos como sociedad. Esta situación vino a enseñarnos algo, no a medir nuestras fuerzas y capacidades. Que primordial es entender la importancia de creer en nuestras capacidades de renovación y observar lo que está pasando desde un marco metal de aprendizaje y adaptación, pues con ello fortaleceremos nuestros mecanismos autoreguladores para finalmente tener el mejor desempeño ante el reto que se nos presenta.


Lo segundo es comprender que de esta situación de crisis podremos sacar provecho solo y únicamente si la vemos como sociedad y no como individuos; como individuos actuaremos egoístamente para cubrir necesidades personales y creyendo que esto es cuestión de Ganar/Perder, pero como colectivo actuaremos solidariamente ayudando a los más necesitados, con reingeniería de la economía y con diferentes formas de relacionarnos, esta vez revisando los valores con los que hemos venido interactuando. A los líderes y a los gobiernos les corresponde entonces promover el comportamiento prosocial en sus empresas, comunidades y países, buscando así el bienestar común y una sociedad saludable.


… existen cosas más importantes que consumir, aparentar y sacar provecho de los menos favorecidos, pues finalmente estamos aprendiendo que lo único que importa es respirar y amarnos, en este momento sabemos que las marcas, los lujos y las apariencias no caben cuando de sobrevivir se trata.


Si analizamos más lentamente, de la crisis solo nos podrán sacar los comportamientos cooperadores que reduzcan las estrategias competitivas y aumenten la confianza en los demás, esto traerá beneficios extraordinarios a mediano y largo plazo, tales como: tener claridad que la calidad de gobernantes que elegimos repercute en la calidad de vida que tendremos, y a nivel más personal que existen cosas más importantes que consumir, aparentar y sacar provecho de los menos favorecidos, pues finalmente estamos aprendiendo que lo único que importa es respirar y amarnos, en este momento sabemos que las marcas, los lujos y las apariencias no caben cuando de sobrevivir se trata.

Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo de Habitus

lunes, 23 de marzo de 2020

Y en realidad, ¿Qué nos afecta hoy?


Y en realidad, ¿Qué nos afecta hoy?



A pesar de la pandemia que experimentamos actualmente, no es esta la mayor tragedia que vivimos, lo peor de todo es darnos cuenta que la solución es relativamente sencilla, y que nos negamos a hacerla rigurosamente por simple egoísmo, egoísmo que ha llevado a que miles de personas mueran en el planeta, por la inconsciencia de no cuidarnos para cuidar al otro, hacer prevención pensando en todos, no solo en uno como individuo.


… ¿quién es el responsable de que tantas cosas pasen y pasen convirtiéndose en parte del paisaje que todos los días vivimos? ¿Dónde está mi responsabilidad social y mi  conciencia para ser parte del cambio?


Comienza nuestro día con los diferentes anuncios y noticias que nos  llevan a generar una idea de la realidad social, noticias que  anuncian enfermedades, virus y pandemias que se propagan por todo el mundo, aparecen en los periódicos muertes de personas por hambre y ancianos que se levantan todos los días a “rebuscarse” el dinero para la comida y lo del cuarto para dormir; se evidencia la escases de oportunidades para salir adelante y lograr los sueños. Y pasan por mi mente un sin número de críticas que me llevan a preguntar ¿quién es el responsable de que tantas cosas pasen y pasen convirtiéndose en parte del paisaje que todos los días vivimos? ¿Dónde está mi responsabilidad social y mi  conciencia para ser parte del cambio?


Actualmente la humanidad viene enfrentando uno de los más grandes problemas de su historia, y no me refiero a la pandemia actual, me refiero a la falta de responsabilidad y amor con la vida misma,  la falta de conciencia y de darnos cuenta de la realidad interna y externa  que pasa en el día a día, así mismo la falta de sentido común.


… es la necesidad de adquirir conciencia individual y contribuir a la conciencia social, que depende de mí, hacer la diferencia y comprender que soy parte de esta sociedad y de la solución.


Esto que actualmente vivimos es un llamado a la conciencia, a respetar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, la de mis amigos y de aquel que no conozco y que mañana podría ser mi respaldo y mi única posibilidad de seguir viviendo, es la necesidad de adquirir conciencia individual y contribuir a la conciencia social, que depende de mí, hacer la diferencia y comprender que soy parte de esta sociedad y de la solución.


Habitus te invita a la toma de conciencia, que contribuyas al desarrollo de la humanidad desde tu propio ser, siendo responsable de tu transformación hacia una mejor sociedad en pro del bienestar de todos, donde el ser humano se perciba a sí mismo como parte  del cambio del  mundo.


Alejandro Vélez Giraldo
Trabajador social  de Habitus

sábado, 14 de marzo de 2020

La ironía de no vivir por el miedo a la muerte


La ironía no vivir por el miedo a la muerte




Para muchos es claro que sin la vejez la juventud no tendría su sentido, y que sin la muerte la vida sería algo sin mayor valor. La muerte hace parte de la vida, y es algo que incluso nos puede otorgar más ganas de vivir dejando un legado de servicio, puede ser un incentivo pensar lo que queremos sentir en nuestro lecho de muerte o qué será lo que dejemos en los corazones de otros al irnos, y así vivir cada día con el deseo de hacer felices a otros siendo felices nosotros.     

Imaginemos que estamos a bordo de un barco y nos disponemos a hacer un recorrido por un lago, una bahía o en fin, un lugar turístico, y que nuestro destino final será el mismo puerto del que vamos a partir, pues se trata de un tour turístico. Y que el capitán del navío entonces por un altavoz proceda a hacernos un relato del recorrido antes de partir para que conozcamos el itinerario, y al terminar su discurso nos diga que ya que nuestro destino final será el mismo puerto en el que estamos, entonces que procedamos a desembarcar pues de todos modos terminaremos allí. Ridículo, ¿verdad?, y aun así es la forma exacta en que pasan su vida la mayoría de las personas. Muchas personas “viven” sin disfrutar lo que tienen, lo que son o de la compañía de los suyos, por miedo a lo que podría pasar mañana, a perder lo que tienen o a la muerte, y en esa angustia permanente dejan ir sus vidas en un desperdicio total donde su sentimiento más presente es el miedo.

La vida tiene más lógica cuando podemos reconocer que hemos superado dificultades, cuando hemos dejado legado en la vida de otros por el servicio que hemos prestado. Esa vida tiene más sentido cuando la hemos disfrutado con todo lo que viene, porque hasta el dolor tiene sentido y nos enseña a vivir mejor.

Entender los fracasos, las pérdidas y la muerte como algo normal, como parte de la vida, es algo fundamental y que todos deberíamos tener claro, ya que nos permite disfrutar de la vida incluso cuando pasamos por situaciones que de otro modo nos parecen tragedias sin remedio y con ello las prolongamos en el tiempo percibido por nuestra mente enferma, así se hayan superado ya. La vida tiene más lógica cuando podemos reconocer que hemos superado dificultades, cuando hemos dejado legado en la vida de otros por el servicio que hemos prestado. Esa vida tiene más sentido cuando la hemos disfrutado con todo lo que viene, porque hasta el dolor tiene sentido y nos enseña a vivir mejor.

Según el filósofo Bertrand Russell: “Una existencia humana individual debería ser como un río: al principio, pequeña, estrechamente limitada por las márgenes, fluyendo apasionadamente sobre las piedras y arrojándose por las cascadas. Lentamente el río va haciéndose más ancho, las márgenes se apartan, las aguas corren más mansamente y, por último, sin ningún sobresalto visible, se funden con el mar y pierden, sin dolor, su ser individual. El hombre que, en su vejez, sea capaz de considerar su vida de esta manera, no sufrirá el temor a la muerte, pues las cosas que él estima seguirán existiendo”. (Extracto de Ensayo publicado en el año 1960, y recopilado en el libro "Retratos de memoria y otros ensayos"), es decir, para nosotros la vida con el tiempo debe convertirse en algo menos personal y más comunitario, una persona que tiene sentido de vida comprende que el servicio a los demás y dejar un legado es la fuente más profunda de la felicidad, si bien no es algo que se entienda mucho en la niñez o la adolescencia, si tiene más claridad para nosotros al ir entrando a la adultez y mucho más en la vejez.

La vejez y la muerte son inevitables, pero vivir la vida es una opción, pues puedes morir de viejo sin darte cuenta de que vivías.

No comprender esto es fuente de amargura e infelicidad, lo cual se ve reflejado en aquellas personas que viven su juventud en virtud de lo que sentirán cuando sean más grandes y tengan más posesiones, pero cuando llegan a esa edad pierden sus días amargados pensando en la muerte y cómo evitarla, aferrados a una juventud que no existe, a épocas que ya pasaron, y centrando todas sus energías en esquivar lo que no quieren: la muerte, dejando de disfrutar lo que tanto aprecian: la vida.

La vejez y la muerte son inevitables, pero vivir la vida es una opción, pues puedes morir de viejo sin darte cuenta de que vivías. Como en el ejemplo con el que iniciamos este artículo, podemos empezar y terminar nuestra vida angustiados por el momento en que nos iremos, o podemos disfrutar todo lo que se nos presenta y agradecer la oportunidad que hemos tenido de estar vivos y pasar por todo lo que experimentamos, como lo que es: una aventura que tal vez no volvamos a sentir.

Iván Rendón Giraldo
Psicólogo de Habitus