¡Queremos cambios! Pero,
¿por qué cuando llegan nos resistimos a ellos?
Imagen tomada de: https://unycos.com/blog/el-arte-de-la-reinvencion-un-paso-mas-alla-de-la-zona-de-confort/
Si recordáramos cuántas veces durante el día, la semana o el mes anhelamos que una situación cambie, seguramente tendríamos un número elevado. Pero, ¿estamos realmente preparados para aceptar y adaptarnos a los cambios que pedimos o queremos?
Puede
que la respuesta sea “sí”, pero las reacciones de una considerable porción de
nosotros tienden a demostrar que es más fuerte la resistencia al cambio que la
capacidad de adaptarnos a los constantes retos que se presentan. Uno de los
temas que actualmente movilizan mayor cantidad de emociones, pensamientos y por
lo tanto, acciones, es el Covid-19, y será nombrado en este artículo solo con
fines de análisis frente a la capacidad de adaptación desde lo cotidiano y
ubicado además en un contexto y espacio específico.
En
concordancia con lo anterior, se precisa decir que el ser humano a diario se
enfrenta a múltiples situaciones que le implican reinventarse, sin embargo, es
un acto que en muchas ocasiones se pasa por alto y no se le da el
reconocimiento necesario, por el contrario constantemente hacemos cosas que
reafirman nuestra “zona de confort” y se demeritan un sinfín de acciones
diarias que implicarían pensar, sentir y por lo tanto, actuar diferente a lo habitual.
Conversar
con una persona desconocida, preparar un nuevo alimento, solucionar un
conflicto, cambiar la forma de pensar para llegar a una negociación, ceder
frente a una petición, generar un intercambio de ideas mientras se conversa
sobre algún tema, leer una noticia y aprender sobre ella, descargar una
aplicación y comenzar a usarla, aprender a conducir, mejorar los hábitos para
favorecer la convivencia en tiempo de aislamiento, incrementar el uso de las
tecnologías para favorecer las relaciones interpersonales y permanecer en
contacto con el mundo exterior, adaptar costumbres a nuevas condiciones de
vida, reinventar productos para que las microempresas no lleguen a la quiebra,
ajustar modelos de negocio, aprender a trabajar y estudiar desde casa, entre
otros, son solo algunos de los ejemplos que demuestran que en definitiva a
diario el ser humano debe hacer pequeños cambios y más aún en un momento de crisis
como la que actualmente se vive, debe tener la capacidad de ajustar, reinventar
y continuar la vida de acuerdo a las condiciones que se empiezan a generar. Pero
¿Por qué entonces si estamos habituados a cambiar constantemente, en ocasiones
se genera tanto caos a la hora de emprender un camino?
Y
es aquí donde entran en juego las emociones. Ya se explicó de forma rápida como
a diario el ser humano cambia, sin embargo, la reinvención no es tan fácil en
todas las esferas, es decir, una persona puede cambiar fácilmente en aspectos
relacionados con su vida laboral, así sienta miedo de reinventarse en este
campo, lo asume y enfrenta, sin embargo, por su historia de vida, esta misma
persona puede presentar mayor resistencia a modificar aspectos de su vida
familiar, ya que allí no solo está presente el miedo, sino también la tristeza
y la melancolía, lo cual dificulta que se tomen ciertas decisiones y se permitan
nuevos pensamientos y acciones.
No
obstante, lo anterior no explica ni justifica el asumir una posición cómoda y
resistirse al cambio, por el contrario, la intención de comprender mejor qué
emociones se experimentan en la mente al momento de frenar o resistir a la
reinvención, hará que de manera más rápida estas se acepten y simplemente se
enfrenten para así conseguir adaptarnos a las nuevas condiciones o situaciones.
¿Vendría
bien aplicarlo en este tiempo, o no?
Adelante,
es la oportunidad para experimentar con las competencias que se requieren con
mayor ímpetu en la actualidad; la versatilidad, la creatividad e innovación, que
en conjunto son habilidades que conducen al bienestar y al crecimiento en todas
las esferas de nuestras vidas.
En
un próximo artículo se profundizará sobre el coeficiente de adaptabilidad.