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viernes, 23 de marzo de 2018

La adicción requiere de mucho más que la droga para su aparición...



Un Parque que evitó a las ratas la adicción a las drogas
Son muchos los que siguen deslumbrados por un espejismo que expone como único problema de las adicciones, a las drogas, sin advertir que el problema no es el químico como tal, pues sin la presencia de otros factores la adicción tiene pocas probabilidades de aparecer, incluso hasta la propia curiosidad de consumir la sustancia disminuiría.

El fenómeno social de las sustancias psicoactivas (SPA) y la “adicción” que muchos consumidores experimentan, es un problema social que pone de cabeza a los gobiernos y a la sociedad en general. Drogas como la cocaína, la heroína, los inhalantes y la marihuana son consumidas cada vez más por las personas a nivel mundial sin importar el sexo, la edad o la condición social. Lo curioso de todo esto es que la orientación del ser humano a modificar sus estados de consciencia ha sido desde siempre, y para ello ha recurrido a diferentes métodos y herramientas, desde el consumo de plantas, pasando por la privación del sueño, la meditación y la oración, entre otros.

Aunque la literatura nos muestra que en épocas remotas ya se evidenciaba la adicción a estas sustancias en los seres humanos, nunca como ahora la humanidad había experimentado niveles tan altos de adicción a las SPA. Pero este fenómeno se debe mirar más detenidamente, pues no podemos dejarlo sólo en una primera impresión.

En los años 70 del siglo pasado, el profesor Bruce Alexander conformó un equipo de científicos con Barry Beyerstein, Robert Coambs y Patricia Hadaway, y retomaron experimentos con ratas albinas aisladas en jaulas unitarias en los años 50, en los cuales les habían suministrado dosis constantes de Heroína y luego las entrenaron para que ellas mismas se auto-administraran las dosis activando una palanca. Esta vez tenían los científicos dos grupos de ratas, uno aislado individualmente en jaulas y otro en un espacio común en el que además añadieron elementos con los que podían jugar, explorar y dañar, también a este segundo grupo le dibujaron en las paredes paisajes que asemejaban un parque, por lo que lo llamaron “El Parque de las ratas”.

En el experimento inicial de los años 50 y 60, las ratas después de adquirir su “adicción” a la Heroína, la mayoría de ellas empezó a preferir la droga en vez de agua y alimento, dejándose morir por abandono. En el nuevo experimento el profesor Alexander y su equipo repitieron la tarea con ambos grupos de ratas (las de las jaulas y las del “parque”), buscando generar en ellas “adicción” a la Heroína, lo cual lograron con éxito en todas las encerradas en las jaulas individualizadas, pero no del todo en las que estaban en el “Parque de ratas”; éstas mostraron un comportamiento diferente, evidenciando que por voluntad evitaban los efectos de la droga cuando tenían otras alternativas como comida y agua, y no consumían la Heroína aunque estuviera disponible y a pesar de estar experimentando síndrome de abstinencia (temblores y fuertes dolores).  

Finalmente Alexander concluyó que: a) debían manipular el ambiente para convencer a las ratas de adquirir la adicción, b) que las ratas del “Parque de las ratas” presentaban poco apetito por la droga debido al ambiente natural y la compañía de otras ratas, y las de las jaulas adquirían su adicción como resultado del encierro constante, y c) que para que se presentara la adicción a la droga la sustancia química no es el único factor necesario, sino que deben existir otros: físicos, mentales y sociales.

A pesar del escepticismo de muchos, este experimento y otros más nos deben llevar a repensar nuestro discurso frente a las drogas y su supuesto carácter demoniaco, pues es obvio que el consumo de la sustancia química por sí sola no produce la adicción, deben haber otros factores que lleven a que se genere una huella psíquica que permita el enganche y posterior dependencia. Una personalidad débil, una ambiente social desfavorable, pocas habilidades sociales y emocionales, y relaciones familiares disfuncionales son el caldo de cultivo óptimo para la aparición de la adicción a las SPA.

En mi experiencia de trabajo con personas adictas he podido observar en las historias de vida de estas personas la constante presencia de al menos dos de esos factores: Relaciones conflictivas con padres o figuras representativas, permanentes presiones de pares para consumir, personalidades construidas bajo la represión y el abuso, poca educación emocional, además de ambientes violentos, son las comunes en sus relatos de vida.

Si seguimos creyendo que la droga es el problema, seguiremos enfocando toda nuestra atención y esfuerzo en luchar contra ella, dejando de lado lo verdaderamente importante: construir ambientes mejores para nuestros niños y jóvenes, educar emocionalmente desde la escuela y la familia, formar desde la libertad y no desde el temor, buscar alternativas para mejorar nuestro modelo de familia y ver a la persona en todo su esplendor, estas deberían ser nuestras prioridades como sociedad.

Iván Rendón Giraldo, psicólogo.

2 comentarios:

  1. Simplemente expectacular la forma fácil de nosotros los padres aprender y aplicar en nuestros hogares

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  2. Me faltaron parques en mi niñez y mi adolescencia, como le pasa a la mayoría de nuestros niños y jóvenes!!!!

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