Las Prácticas
Restaurativas como alternativa en la escuela
En
la mayoría de las situaciones de agresión o discriminación en las instituciones
educativas, intervenir desde el dialogo y la escucha entre ambas partes sería
suficiente para reducir el impacto de las consecuencias y evitar que el hecho
se vuelva a repetir, es allí donde las Practicas Restaurativas aparecen como
alternativa ideal.
Muy interesante es ver que
los actos de discriminación, conductas agresivas y asociales ya no son
exclusivas de colegios públicos o de estratos bajos, pues en los periódicos y
en los noticieros vemos como estas conductas indeseables se vienen
generalizando en los adolescentes sin importar la clase social. Podríamos
analizar las posibles fuentes de este comportamiento, tales como: los medios de
comunicación, las redes sociales, la falta de un sentido crítico ante la
información a la que se tiene acceso, la misma familia, entre otros, pero aquí
intentaremos mejor analizar algunas alternativas para enfrentar y solucionar
tan preocupante fenómeno.
Es común escuchar a
muchos eruditos en la educación que los valores se enseñan en la casa y que la
escuela se debe encargar sólo de los conocimientos específicos necesarios para
enfrentar el mundo laboral, lo cual sería posible en una sociedad ideal; aunque
algunos no estamos totalmente de acuerdo con ello, pues la escuela debe ser
igualmente moldeadora de valores, y en especial debe fomentar la construcción
de formas cognoscitivas más que entregar sólo cognición (conocimiento, datos) a
sus estudiantes, es decir, más que conocimientos, debe enseñar a aprender. Es
así como una escuela, un colegio, o cualquier institución educativa debe
cerciorarse de que todo su ambiente sea pedagógico, desde la portería, hasta la
rectoría, pasando por la administración, sus métodos de enseñanza y los
espacios no formales. El conocimiento teórico es muy importante, pero
igualmente importante es el desarrollar habilidades emocionales, sociales y
comunicativas adecuadas para vivir en sociedad, lo cual no debe ser concebido
como otras materias o para ser impartidas en espacios diferentes a los de las
materias tradicionales, pues no es algo que se aprenda enviando al estudiante
al psico-orientador o en talleres dos veces al año en retiros espirituales. Es
algo que se debe aprender en cada momento, en cualquier materia, con cualquier
maestro o instructor, con el ejemplo, la
participación y un ambiente que invite a la convivencia y la armonía.
Cuando ya se han
presentado las situaciones de agresión, discriminación u otras conductas indeseables,
la mayoría de los colegios se muestran incapaces de enfrentar la situación, y
sus directivas deciden que lo mejor es expulsar al estudiante para proteger a
los demás, lo cual tiene lógica, pero no es éticamente correcto, pues
desperdiciamos la oportunidad de ayudar a este estudiante victimario y lo
lanzamos a la sociedad con sus confusiones, y muy seguramente se convertirá en
un problema mayor para otras instituciones o para la sociedad en general. Los
psicólogos tenemos claro que una conducta es la expresión manifiesta de
sentimientos y emociones elaboradas o no de un sujeto, por lo que cuando un
niño o adolescente tiene un comportamiento inadecuado está exteriorizando algo
que no comunica en palabras y que puede estar atormentándolo.
La justicia tiene
alternativas para enfrentar situaciones inadecuadas en las que el victimario y
la victima pueden participar para corregir el daño y disminuir el impacto de
las consecuencias. Una de ellas son las Prácticas Restaurativas (que son
aplicables perfectamente a ambientes como la escuela), en las cuales, al
identificar el acto ofensivo contra uno o varios sujetos se actúa lo antes
posible para sensibilizar a ambas partes frente a alternativas de reparar el
daño y así disminuir las probabilidades de que se vuelva a presentar la
conducta en el futuro. Para ello no sólo se debe ver la situación como una
oportunidad para educar y formar, sino que se interviene al victimario desde
sus emociones y la raíz de su conducta, a la vez que la o las víctimas se
permiten escuchar y ser escuchados generando así niveles más amplios de consciencia
ante las consecuencias de sus actos en ambos lados.
Para aplicar Prácticas
Restaurativas los docentes y directivos deben tener una visión amplia de lo
que es la educación, la cual debe incluir las emociones y la capacidad para
comunicarlas y modificarlas cuando es necesario, dejar de ver las opciones
coercitivas como única herramienta para enfrentar situaciones de violencia o
discriminación, desdramatizar y dar soluciones prácticas, y lo más importante,
ayudar a los estudiantes agresivos a superar sus confusiones reduciendo la
inversión emocional que en ellas invierten.
Iván Rendón Giraldo, Psicólogo
Definitivamente la escuela tiene como misión la formación de ciudadanía y resulta bastante tentador considerar las prácticas restaurativas también en este importante espacio pedagógico. Abres a los educadores una posibilidad y a los educandos una oportunidad.
ResponderEliminarExcelente Ivan. Pero agregaría que precisamente esas instituciones que ven en la expulsion, la solución más acertada por pensar en el innmediatismo en la solución a un conflicto, afortunadamente están en vía de extinción.
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