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sábado, 17 de marzo de 2018

Las Prácticas Restaurativas como alternativa en la escuela

Las Prácticas Restaurativas como alternativa en la escuela

En la mayoría de las situaciones de agresión o discriminación en las instituciones educativas, intervenir desde el dialogo y la escucha entre ambas partes sería suficiente para reducir el impacto de las consecuencias y evitar que el hecho se vuelva a repetir, es allí donde las Practicas Restaurativas aparecen como alternativa ideal.

Muy interesante es ver que los actos de discriminación, conductas agresivas y asociales ya no son exclusivas de colegios públicos o de estratos bajos, pues en los periódicos y en los noticieros vemos como estas conductas indeseables se vienen generalizando en los adolescentes sin importar la clase social. Podríamos analizar las posibles fuentes de este comportamiento, tales como: los medios de comunicación, las redes sociales, la falta de un sentido crítico ante la información a la que se tiene acceso, la misma familia, entre otros, pero aquí intentaremos mejor analizar algunas alternativas para enfrentar y solucionar tan preocupante fenómeno.

Es común escuchar a muchos eruditos en la educación que los valores se enseñan en la casa y que la escuela se debe encargar sólo de los conocimientos específicos necesarios para enfrentar el mundo laboral, lo cual sería posible en una sociedad ideal; aunque algunos no estamos totalmente de acuerdo con ello, pues la escuela debe ser igualmente moldeadora de valores, y en especial debe fomentar la construcción de formas cognoscitivas más que entregar sólo cognición (conocimiento, datos) a sus estudiantes, es decir, más que conocimientos, debe enseñar a aprender. Es así como una escuela, un colegio, o cualquier institución educativa debe cerciorarse de que todo su ambiente sea pedagógico, desde la portería, hasta la rectoría, pasando por la administración, sus métodos de enseñanza y los espacios no formales. El conocimiento teórico es muy importante, pero igualmente importante es el desarrollar habilidades emocionales, sociales y comunicativas adecuadas para vivir en sociedad, lo cual no debe ser concebido como otras materias o para ser impartidas en espacios diferentes a los de las materias tradicionales, pues no es algo que se aprenda enviando al estudiante al psico-orientador o en talleres dos veces al año en retiros espirituales. Es algo que se debe aprender en cada momento, en cualquier materia, con cualquier maestro o instructor, con el ejemplo, la  participación y un ambiente que invite a la convivencia y la armonía.

Cuando ya se han presentado las situaciones de agresión, discriminación u otras conductas indeseables, la mayoría de los colegios se muestran incapaces de enfrentar la situación, y sus directivas deciden que lo mejor es expulsar al estudiante para proteger a los demás, lo cual tiene lógica, pero no es éticamente correcto, pues desperdiciamos la oportunidad de ayudar a este estudiante victimario y lo lanzamos a la sociedad con sus confusiones, y muy seguramente se convertirá en un problema mayor para otras instituciones o para la sociedad en general. Los psicólogos tenemos claro que una conducta es la expresión manifiesta de sentimientos y emociones elaboradas o no de un sujeto, por lo que cuando un niño o adolescente tiene un comportamiento inadecuado está exteriorizando algo que no comunica en palabras y que puede estar atormentándolo.

La justicia tiene alternativas para enfrentar situaciones inadecuadas en las que el victimario y la victima pueden participar para corregir el daño y disminuir el impacto de las consecuencias. Una de ellas son las Prácticas Restaurativas (que son aplicables perfectamente a ambientes como la escuela), en las cuales, al identificar el acto ofensivo contra uno o varios sujetos se actúa lo antes posible para sensibilizar a ambas partes frente a alternativas de reparar el daño y así disminuir las probabilidades de que se vuelva a presentar la conducta en el futuro. Para ello no sólo se debe ver la situación como una oportunidad para educar y formar, sino que se interviene al victimario desde sus emociones y la raíz de su conducta, a la vez que la o las víctimas se permiten escuchar y ser escuchados generando así niveles más amplios de consciencia ante las consecuencias de sus actos en ambos lados.

Para aplicar Prácticas Restaurativas los docentes y directivos deben tener una visión amplia de lo que es la educación, la cual debe incluir las emociones y la capacidad para comunicarlas y modificarlas cuando es necesario, dejar de ver las opciones coercitivas como única herramienta para enfrentar situaciones de violencia o discriminación, desdramatizar y dar soluciones prácticas, y lo más importante, ayudar a los estudiantes agresivos a superar sus confusiones reduciendo la inversión emocional que en ellas invierten.
Iván Rendón Giraldo, Psicólogo


2 comentarios:

  1. Definitivamente la escuela tiene como misión la formación de ciudadanía y resulta bastante tentador considerar las prácticas restaurativas también en este importante espacio pedagógico. Abres a los educadores una posibilidad y a los educandos una oportunidad.

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  2. Excelente Ivan. Pero agregaría que precisamente esas instituciones que ven en la expulsion, la solución más acertada por pensar en el innmediatismo en la solución a un conflicto, afortunadamente están en vía de extinción.

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