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jueves, 15 de marzo de 2018

Los sentidos… Un desafío para los padres.


Cuando nos enteramos que seremos padres y que iniciaremos una fascinante aventura y el mayor de los retos de nuestras vidas, nos invade una sensación de miedo; miedo a tal responsabilidad, miedo a creer que nuestros hijos no encuentren la tan anhelada felicidad; especialmente el miedo a sentir que de alguna manera podemos generar o transmitir  miedos o frustraciones.

Últimamente en el discurso de muchos abuelos y personas adultas repiten frases como “Esta juventud de ahora está perdida y descontrolada” y entonces me pregunto: ¿Cómo fueron orientados esos adolescentes de antes, los cuales son los padres de los jóvenes actuales? Obviamente en muchos de esos modelos de dos o más generaciones atrás predominó el miedo, miedo a las figuras de autoridad, miedo a salirse de las normas y parámetros establecidos, miedo a opinar, a debatir o argumentar, pues lo único que tenía valor y lo que importaba eran las decisiones y opiniones de los adultos proveedores, frases, como: ¡No llore!, ¡Cállese! o ¡usted no sabe!, marcaron la formación de mis padres y de una generación con frustración o invalidación del niño y del adolescente ….muchos de esos adultos orientados por el miedo son ahora los padres de nuestros adolescentes actuales, los mismos que al parecer “Están perdidos”.  

Con esta opinión no se busca generar un debate sobre los modelos apropiados de crianza o responsables de la situación actual del país en cuanto a adolescentes se refiere. Por el contrario, se busca es realizar un análisis e interpretación objetiva de lo que pasa con nuestros chicos; pero no con todos los del país, sino de manera mucho más específica, hablemos solo de nuestros niños, niñas y adolescentes, los que se encuentran en nuestros hogares.

El doctor Santiago Duque, en su intervención sobre El síndrome del niño hiperregalado explica: “cuando un papá dice: ´Yo quiero darle a mi hijo lo que yo no tuve´…. le puede dar lo positivo que no tuvo, pero también lo negativo que no tuvo. En la formación es ciertamente necesario un nivel de frustración, porque la vida no es un placer infinito”.
¿Cómo un padre puede saber cuando esta cayendo en excesos, cuando está vulnerando, cuando está llegando a limites traumatizantes? Si partimos del ejemplo del doctor Duque, nuestra intención puede ser brindarle lo mejor o lo que nunca tuvimos, sin embargo existe un riesgo demasiado alto al creer que debemos formar a nuestros hijos con base a una buena intención. Existen muchos expertos que pueden orientar métodos y estrategias de abordaje para ser mejores padres, pero ninguna tiene validez si omitimos la más simple pero no menos importante; un mecanismo natural que nace más desde el corazón y el amor que de la razón: interpreta a tu hijo con todos los sentidos, ¡simple!

Los sentidos hacen parte del ser humano como un mecanismo para explorar el mundo y de relación humana desde el momento de la concepción, por medio de mis sentidos puedo relacionarme e interactuar eficazmente con el otro; por lo tanto, lo primero es hacer consiente la exploración de los hijos a través de ellos.

Interpreta con todos los sentidos a tus hijos; con la observación constante, en silencio, en sus diferentes espacios, admira lo que hace con tus ojos, observa como actúa, como opina, como miente. Observa sus movimientos, cuando camina, cuando danza, cuando corre, cuando llora, cuando ríe, encuéntrate frecuentemente con sus ojos, con sus gestos. Con la escucha constante y en silencio, escucha su música, sus gustos, sus historias, escucha sus necesidades e intereses, escucha al ser que él o ella ama, a sus amigos, escucha sin hablar, solo escucha.

Con tus manos y en silencio, toca sus manos, abrázalo, siéntelo entre tu pecho constantemente y en silencio, siéntelo en su miedo, siéntelo en su éxito, siéntelo en su tristeza, siéntelo en su felicidad, siéntelo en el dolor, solo siéntelo cerquita de ti constantemente y en silencio. Con tu olor y el de él o ella, con tu olfato conoces intereses, identificas gustos y necesidades, compartan olores.

Con tu boca, háblale sin juzgamientos y reproches, háblale sobre tus sueños y necesidades, ellos deben aprender que también eres un ser humano con miedos, fortalezas y debilidades. Deben saber que te equivocas constantemente, y lo más importante, deben saber lo que sientes por ellos. Comparte sus comidas preferidas, identifica sus sabores preferidos, clasifica lo que quiere y lo que necesita por medio del gusto.

Todos los sentidos permiten una estrategia real de interpretación, acercamiento y contacto directo y eficaz con esos seres que amas, utilizando los sentidos aprenderás a conocer sus verdaderas necesidades e intereses, aprenderás a reconocer competencias, aprenderás a identificar qué realmente los hace felices.

Ximena Arias Rivera, Pedagoga Reeducativa.

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