La efímera felicidad de tener sin ser
Es posible que
ser feliz sea tan evidente y sencillo, que incluso sea casi imposible
concebirlo para la mayoría de nosotros. Si bien precisamos de lo material para
vivir cómodos en este mundo, también es menester que reconozcamos que la mayor
parte del tiempo sentimos necesidades y vacíos que no llenan las cosas
materiales, y que lo más importante para la vida ni siguiera es tangible; el
amor, el aire, el reconocimiento, el respeto, la tranquilidad espiritual, todo
esto es intangible, pero sin ello hasta la mejor comida deja de serlo.
Todos en algún momento
hemos tenido la sensación persistente de sed cuando nos deshidratamos, ante lo
cual tomamos agua por grandes cantidades sin sentir alivio, por lo que surge la
necesidad imperante de seguir tomando agua y como resultado tenemos la
percepción de tener el estómago lleno de líquido pero seguir con sed. Luego de
tener dichas experiencias de sed persistente hemos comprendido que la forma de
mitigar dicha sensación y devolver el equilibrio a nuestro cuerpo es tomar
líquidos o comer frutas que contengan electrolitos, ya que consumir solo agua
dejará la sensación incomoda de llenura sin hidratarnos.
En esta época en la que
la mayor parte del planeta celebra la navidad, lo cual se reduce simplemente a
la compra de artículos; la mayor de las veces innecesarios, a muchos se nos
antoja comparar esta práctica de consumo con la deshidratación del cuerpo por
pérdida de electrolitos y que insistimos con saciar solo con agua. Es curioso
ver como todos corremos a llenar los almacenes y los centros comerciales para
hacer compras exageradas tan solo porque el comercio nos dice que hay
promociones y rebajas, aunque en realidad más de la mitad de lo que nos ofrecen
sea innecesario. Pero todo este fenómeno tiene una explicación, o al menos
desde una perspectiva psicológica.
… deberíamos
comprender que aunque las necesidades materiales sean más evidentes, las
necesidades emocionales y espirituales son incluso más importantes de satisfacer
aunque no sean tan evidentes como las anteriores…
Es así como, sin
excepción, al pasar un tiempo, luego de las compras, la euforia desaparece, la
novedad de lo nuevo ya no existe y la necesidad de hacer nuevas compras vuelve
a atacar, y así hasta que la persona comprende que llenar su vida de cosas
materiales jamás llenara sus necesidades fundamentales; las emocionales. Es
importante dejar claro que en ningún momento estamos afirmando que las cosas
materiales se deban evitar y que la alegría de tenerlas no es real para todos,
es real porque vivimos en un mundo en el que lo material es necesario para
nuestro desarrollo físico y social. Pero una cosa es aceptar que lo material
hace parte de nuestro mundo, y otra muy distinta creer que es lo único y lo más
importante.
La vida, más
que tener, se trata de agradecer y disfrutar del camino.
La semana en la que
este artículo se escribió, una noticia nos estremeció, una niña de 11 años se
suicidó en la ciudad de Cartago (Valle del Cauca, Colombia). Es inevitable no
pensar en los posibles motivos que pudo tener una niña de tal edad para tomar
semejante decisión, y además tener la templanza emocional para ejecutarla sin
retroceder en el camino. Las razones solo las supo la niña, y para ella fueron
tan reales como su propia vida y muerte, pero uno podría especular que debió
ser algo que no comprendía si nos basamos en su nivel de desarrollo cognitivo y
emocional, y tal vez moral, de acuerdo a su edad cronológica. Tanto esta niña
como otros que en los últimos meses se has suicidado en Colombia; gran parte de
ellos adolescentes, como también el resto de nosotros, deberíamos comprender
que aunque las necesidades materiales sean más evidentes, las necesidades
emocionales y espirituales son incluso más importantes de satisfacer aunque no
sean tan evidentes como las anteriores, pero así como el cuerpo nos alerta de
su deshidratación a través de la sed intensa y que el solo consumo de agua no
la sacia, así nuestra necesidad persistente de llenar nuestras vidas de lujos
materiales sin llegar a satisfacernos es la alerta de nuestro espíritu de que
su necesidad sigue sin satisfacerse.
Acudir a un consejero,
a terapia psicológica, a prácticas espirituales y hasta religiosas, debería ser
una prioridad en nuestras vidas para conocernos, encontrar sentido de vida y
aprender a disfrutar de todo en la abundancia y en la escases. La vida, más que
tener, se trata de agradecer y disfrutar del camino.
Iván Rendón Giraldo, Psicólogo de Habitus
Evidentemente esta es una época que nos genera a la gran mayoría necesidad de compañía y tiempo de calidad con personas que para nosotros son importantes, sin embargo no se puede desconocer que bajo estos mismos anhelos se teje sufrimiento (en algunos) al extrañar a quien no se tiene, estar lejos de la familia, recordar la pérdida de una pareja o simplemente desear estar en otro lugar... en cada una de estas situaciones se encuentran emociones y la tarea es gestionarlas para tener que beber menos agua pero dejar de sentir sed.
ResponderEliminarGracias Daniela, buen comentario y excelente recomendación para que la sed sea saciada en el origen, no en lo aparente.
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