Des - orden a los 19
En
sociedades y en países como Colombia, los niños y los jóvenes a fuerza de vivir,
experimentan situaciones que para su comprensión y madurez emocional confunde,
genera desesperanza y es una ruleta rusa que puede dispararse para generar una
muerte emocional y la incapacidad de volver a sentir amor por la vida. Muchos
de ellos crecen con la creencia que su vida es así porque eso es natural, otros
como la autora de esta reflexión alcanzan a dilucidar que es posible que
existan otras formas más esperanzadoras de experimentar la vida.
Iván Rendón Giraldo, psicólogo.
¿Qué puede pasarle a una persona cuyo espacio y tiempo coinciden en un
vaivén de felicidad inventada y una prensa bañada en sangre? ¿Qué creen que
puede pensar una jovencita que vive en el siglo XXI en un país tercermundista
metido hasta el fondo del saco en una guerra que pudo solucionarse con una
carretera y unas gallinas? una joven con sueños pero sin posibilidades, un país
hermoso pero gobernado por los más putrefactos pensamientos, brillantes pero putrefactos.
A los jóvenes se nos hace más difícil vivir, aún tenemos esperanzas,
sueños y utopías, tenemos rebeldía y amor sin fronteras, estamos enamorados de
la vida, pero ella nos responde con hambre y miseria. A mis 19 ya he disfrutado
de la dualidad que aguarda la vida en tierras Colombianas, ser una entre mil
voces de un coro celestial, ser un par de ojos sofocados por el miedo de las
balas, gritar un 20 de julio ¡libertad!, y un 12 de octubre ¡Mujeres por la
paz!, Ahogarse en llanto al lado de un río con las manos atadas y una pistola
apuntando a la cabeza, el titiritar de los dientes cuando en carretera no se distingue
si aquel reten es del Ejército nacional o de algún frente paramilitar, montañas
con las llamadas “invasiones” arder, niños nacer y luego morir de hambre, la
solidaridad de los paisanos y el arte en cada rincón.
Es mucho más difícil vivir cuando quieres ser, quieres descubrirte,
reconocerte, sentirte, pero aquel que se hace llamar tu maestro solo está ahí
para codificarte, manipularte a gusto de la sociedad máquina, la sociedad
corrompida que hemos construido con deseos de colectividad, pero cuyos deseos
se han visto permeados de lo más negativo del pensamiento humano, y con tan
mala suerte que aquel pensamiento humano como es apenas natural, aflora y lo
incorporamos, como los judíos incorporaron el miedo, como los comunistas
incorporaron el amor, y como yo incorporo la tristeza.
Ni Marx, ni Niezstche pensaron en el momento en que
crearon su filosofía, que en algún momento una jovencita “libertaria” los
conocería tanto, como ellos mismos no pudieron hacerlo, estoy segura de que
jamás imaginaron que vería sus rostros después de muertos, que escucharía sus
pensamientos, después de tantos años son gratas compañías, y eso, eso sí lo
sabían, lo sabían porque fueron buenas compañías para sí mismos a pesar de las
numerosas horas seguidas de tristezas y depresiones, fueron ellos los que en
carne y pensamiento propio vivieron lo que ahora vivo, una juventud
predeterminada, pero que busca re-significarse, porque no solo quiere ser
paisa, porque no solo quiere ser colombiana, y no solo quiere ser mujer latina,
no quiere ser la hija a la que sus padres miran con anhelos esperanzadores, con
anhelos de salir adelante, quiero ser humano, un humano digno.
Danyela Ximena Tabares
Estudiante de la Universidad Tecnológica de Pereira
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