Revolución industrial y
social
La 4ª revolución
industrial, es decir, la digital, aquella que nos ha cambiado la forma de
relacionarnos, de aprender y de vender servicios, debe incluir también un
cambio de paradigmas en las ciencias sociales y educativas, ya que los clientes
y estudiantes no ven más al docente o al profesional como una fuente de
conocimiento, sino como una guía que inspira a explorar el potencial que todos
tenemos y necesitamos aflorar.
El desarrollo de un
país y de una sociedad no solo depende de la infraestructura, de la tecnología
o del poder económico de sus ciudadanos, también depende en gran medida de la
forma en que estos piensan, el cómo asumen la transformación de la ciencia, la
economía y la educación. Hagamos el intento de imaginar cómo la empresa de fotografía
Kodak, siendo el gigante que era,
quebró por negarse a entrar en la fotografía digital, cómo países como
Finlandia o Singapur han logrado alcanzar los primeros lugares siendo los
países mejor educados e hicieron del conocimiento su más próspero generador de
ingresos económicos. Intentemos analizar cómo personas jóvenes han logrado ser
independientes y hasta los más ricos del planeta al idear formas diferentes de
servir a sus clientes, dejando atrás la economía tradicional y formando
Startup, App y toda clase de servicios virtuales. Incluso esta nueva generación
de empresarios ya no se centra en vender artículos, sino que en su gran mayoría
se centra en vender experiencias a sus clientes, lo cual obviamente es mucho
más atractivo y dispone a las personas a pagar más por su servicio.
A esta
revolución industrial no pueden ser ajenas las ciencias sociales ni de
educación, o corren el riesgo de empezar a ser cada vez menos pertinentes para
las necesidades de las personas.
Asistimos a la 4ª revolución
industrial, en la que somos testigos de la inteligencia artificial (IA), esa
que nos sorprende al ver aplicaciones y maquinas que aprenden solas sin
necesidad del ser humano, que nos envían información a nuestros dispositivos
digitales basada en nuestras preferencias, pues cada vez que damos un "Like o un Me gusta" queda
registrado en la memoria de la plataforma, red social, o aplicación digital, o
cómo un automóvil ya tiene la capacidad de parquearse él mismo sin que el
conductor deba preocuparse por hacerlo. A esta revolución industrial no pueden
ser ajenas las ciencias sociales ni de educación, o corren el riesgo de empezar
a ser cada vez menos pertinentes para las necesidades de las personas.
Es así como podemos ver
que los más grandes pensadores ya proponen nuevas técnicas y herramientas para
implementar servicios como la asesoría terapéutica, educar, influenciar,
liderar o transmitir conocimiento. Con el mar de información que encontramos en
la red, ya el docente no es más la fuente del conocimiento ni tiene la última
palabra en un tema, por lo que su rol debe ser ahora el de inspirar a sus
alumnos a investigar, a construir y generar más conocimiento, para lo cual
puede acudir a pedagogías como El
Aprendizaje Basado en Proyectos, La Gamificación, El Aprendizaje Basado en el
Pensamiento, entre otros, además de poder acudir a herramientas como los
tutoriales en Youtube, el uso de las redes sociales y las aplicaciones
digitales. La psicología ya propone terapias centradas en el potencial del ser
humano, sin que sean ya el centro de su guía las conductas, el inconsciente o
los trastornos, y propone mejor ayudar a la persona a encontrar su potencial y
su propia capacidad de superar las situaciones que se le presentan, por lo que
surgen terapias como el Mindfulness,
Terapia de Aceptación y Compromiso, La Entrevista Motivacional, La Terapia Analítico
Funcional, entre otras.
Nos podemos atrever a
decir que en este momento tenemos claridad que las personas, más que
información, queremos conocimiento, experiencias, explotar nuestras habilidades
y talentos, poder aprender a manejar nuestro estrés más que hacer años de
terapia, los jóvenes quieren aplicar lo que aprenden e intervenir en la
sociedad de manera directa, y para ellos la teoría de las ciencias sociales y
educativas hacen propuestas innovadoras, falta entonces que los profesionales
en esta áreas asuman el nuevo rol, que de hecho es totalmente diferente al
tradicional.
Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo de Habitus
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