¡Pasión por la vida!, al transformar emociones que inspiren innovación humana.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Revolución industrial y social


Revolución industrial y social


La 4ª revolución industrial, es decir, la digital, aquella que nos ha cambiado la forma de relacionarnos, de aprender y de vender servicios, debe incluir también un cambio de paradigmas en las ciencias sociales y educativas, ya que los clientes y estudiantes no ven más al docente o al profesional como una fuente de conocimiento, sino como una guía que inspira a explorar el potencial que todos tenemos y necesitamos aflorar.


El desarrollo de un país y de una sociedad no solo depende de la infraestructura, de la tecnología o del poder económico de sus ciudadanos, también depende en gran medida de la forma en que estos piensan, el cómo asumen la transformación de la ciencia, la economía y la educación. Hagamos el intento de imaginar cómo la empresa de fotografía Kodak, siendo el gigante que era, quebró por negarse a entrar en la fotografía digital, cómo países como Finlandia o Singapur han logrado alcanzar los primeros lugares siendo los países mejor educados e hicieron del conocimiento su más próspero generador de ingresos económicos. Intentemos analizar cómo personas jóvenes han logrado ser independientes y hasta los más ricos del planeta al idear formas diferentes de servir a sus clientes, dejando atrás la economía tradicional y formando Startup, App y toda clase de servicios virtuales. Incluso esta nueva generación de empresarios ya no se centra en vender artículos, sino que en su gran mayoría se centra en vender experiencias a sus clientes, lo cual obviamente es mucho más atractivo y dispone a las personas a pagar más por su servicio.


A esta revolución industrial no pueden ser ajenas las ciencias sociales ni de educación, o corren el riesgo de empezar a ser cada vez menos pertinentes para las necesidades de las personas.


Asistimos a la 4ª revolución industrial, en la que somos testigos de la inteligencia artificial (IA), esa que nos sorprende al ver aplicaciones y maquinas que aprenden solas sin necesidad del ser humano, que nos envían información a nuestros dispositivos digitales basada en nuestras preferencias, pues cada vez que damos un "Like o un Me gusta" queda registrado en la memoria de la plataforma, red social, o aplicación digital, o cómo un automóvil ya tiene la capacidad de parquearse él mismo sin que el conductor deba preocuparse por hacerlo. A esta revolución industrial no pueden ser ajenas las ciencias sociales ni de educación, o corren el riesgo de empezar a ser cada vez menos pertinentes para las necesidades de las personas.

Es así como podemos ver que los más grandes pensadores ya proponen nuevas técnicas y herramientas para implementar servicios como la asesoría terapéutica, educar, influenciar, liderar o transmitir conocimiento. Con el mar de información que encontramos en la red, ya el docente no es más la fuente del conocimiento ni tiene la última palabra en un tema, por lo que su rol debe ser ahora el de inspirar a sus alumnos a investigar, a construir y generar más conocimiento, para lo cual puede acudir a pedagogías como El Aprendizaje Basado en Proyectos, La Gamificación, El Aprendizaje Basado en el Pensamiento, entre otros, además de poder acudir a herramientas como los tutoriales en Youtube, el uso de las redes sociales y las aplicaciones digitales. La psicología ya propone terapias centradas en el potencial del ser humano, sin que sean ya el centro de su guía las conductas, el inconsciente o los trastornos, y propone mejor ayudar a la persona a encontrar su potencial y su propia capacidad de superar las situaciones que se le presentan, por lo que surgen terapias como el Mindfulness, Terapia de Aceptación y Compromiso, La Entrevista Motivacional, La Terapia Analítico Funcional, entre otras.

Nos podemos atrever a decir que en este momento tenemos claridad que las personas, más que información, queremos conocimiento, experiencias, explotar nuestras habilidades y talentos, poder aprender a manejar nuestro estrés más que hacer años de terapia, los jóvenes quieren aplicar lo que aprenden e intervenir en la sociedad de manera directa, y para ellos la teoría de las ciencias sociales y educativas hacen propuestas innovadoras, falta entonces que los profesionales en esta áreas asuman el nuevo rol, que de hecho es totalmente diferente al tradicional.


Iván Rendón Giraldo.
Psicólogo de Habitus

No hay comentarios:

Publicar un comentario